A una joven médico de Marbella la ha estafado un nigeriano que se hacía pasar por ministro o jeque árabe de los Emiratos. Lo hizo a través de Facebook y Skype y fue tan convincente su actuación que obtuvo de ella varias entregas de veinticinco mil euros y al final más de seiscientos mil. Esos fondos irían destinados, según le dijo, a ayudar a sirios en peligro por la guerra, y le aseguró que él no podía hacerlo directamente por motivos obvios dada su nacionalidad y su cargo. El falso jeque le prometía compensaciones futuras de más de dos millones de euros. La joven picó el anzuelo y dio ese dinero en cantidades exorbitantes, y también por unas supuestas tasas antiterroristas. Denunciados los hechos cuando se dio cuenta del engaño, el culpable y un cómplice han sido detenidos y recientemente condenados a cuatro años y medio el principal y a menos el colaborador. Ha sido calificado por los magistrados como un caso de “romance scam”. Es singular y da que pensar en cómo una joven, que se supone preparada intelectualmente, se deja coger en una trampa que en principio parece burda, aunque esté muy bien elaborada y con apoyaturas creíbles, si bien la cantidad tan desmesurada a entregar tenía que hacer sospechar algo sin duda. ¿Es que hay espíritus tan crédulos todavía, o la causa fue el amor que vuelve ciegas a las personas?
Richerdios.