Nuevo atentado terrorista en París. Y van… Esta vez ha sido un hombre, que al parecer es egipcio y recién llegado a la ciudad procedente de Dubái, el cual atacó, en el museo del Louvre, a policías que desde hace tiempo vienen vigilando este y otros once mil sitios estratégicos de Francia, e hirió, al grito de “Alá es grande”, a cuatro con un machete, a uno gravemente, antes de ser abatido por varios disparos de esos policías, ninguno mortal de necesidad. Nadie ha reivindicado el acto hasta el momento en que escribo esto: sábado 4 de febrero, si bien se supone que será Isis o algún otro semejante el instigador, a no ser que el terrorista actuase por motivación propia. Inmediatamente Le Pen, Trump y grupos de extrema derecha, sobre todo europeos, han intentado sacar rédito del suceso como cada vez que ocurre algo semejante. Pero en su mayoría esos terroristas, aunque este no sea el caso, son ya ciudadanos o residentes de los países en que actúan y en pocos atentados son foráneos. No es la inmigración la causa, o el problema, en estos actos, sino otros a los que ya nos hemos referido en esta columna y que siguen vigentes e irresolutos. Y no hay por el momento señales de que se vayan a arreglar. Y menos tal como está la política mundial.
Richerdios