La Sonrisa de Gioconda - ESD95 - El Sol Digital
La Sonrisa de Gioconda – ESD95

La Sonrisa de Gioconda – ESD95

Semanas pasadas hablábamos de la corrupción en el lenguaje y poníamos algunos ejemplos. Hoy vamos a traer algunos casos cada vez más frecuentes del uso vicioso de expresiones pretendidamente feministas y desde luego incorrectas según los usos de la Academia. Se trata de la costumbre, arraigada entre los políticos de cualquier tendencia, de dirigirse o mencionar a los compañeros y compañeras, todos y todas o amigos y amigas, o incluso anteponiendo el femenino al masculino. El hábito tiene la excusa de ganar votos del electorado femenino y por eso lo entiendo. La Academia ha reiterado en diversas ocasiones que no es correcto y además superfluo. La palabra hombre ya abarca a todos los seres humanos y en este sentido se habla de: los hombres, y no los hombres y las mujeres. Es innecesario. Pero hay otras costumbres que se van apoderando del lenguaje y a veces caen en el ridículo; y es feminizar los denominativos de profesiones, ocupaciones o cargos. La Academia ha admitido algunos, pero no otros; así presidenta ya lo fue, pero los hay que se usan con profusión hasta llegar al absurdo; y como ejemplo extremo aquella “miembra” de la cámara de representantes. Si se feminizan algunos de estos nombres habría que masculinizar otros y decir: dentisto, policío, poeto, sindicalisto, pediatro, pianisto, turisto, taxisto, artisto, periodisto, violinisto, telefonisto, gasisto, trompestisto, techisto, maquinisto, electricisto, oculisto y así un largo etcétera. Nuestro idioma es muy rico y también tiene algunas particularidades. Aunque la regla es que los masculinos acaben en o y los femeninos en a, no siempre es así y por ello el agua, el alma o el día son masculinos aunque terminen en a, y hay otros vocablos que, sin terminar en a u o, pueden ser masculinos y femeninos, así el mar y la mar, el puente y la puente, el calor y la calor. Soy defensor de los derechos y la igualdad de la mujer en todos los órdenes de la vida, pero caer en el ridículo lingüístico no hace a las personas, hombres o mujeres, más feministas.

Richerdios

CABRA DE LUNA ABOGADOS

Deja un comentario

El email no será público.