El programa de Salvados “Astral”, estrenado además en ciento veinte salas comerciales con una recaudación de 38.600 euros, para ayuda a los refugiados, en cuatro días, ha sacudido las conciencias humanitarias de los españoles. Las imágenes y los hechos allí narrados son conmovedores e impactantes.
El barco “Astral”, el velero de lujo de la ONG Proactiva Open Arms, reconvertido en buque de socorro de náufragos migrantes ilegales en el Mediterráneo, ha salvado este verano la vida de más de siete mil quinientas personas. Con 30 metros de eslora y construido en los años 70, pasó por diversos dueños antes de terminar siendo propiedad de la ONG. Fue el primero de aquellos Cornelius Vanderstar, un superviviente de Pearl Harbor. Vanderstar lo cedió a la Marina estadounidense, que lo utilizó como buque escuela en una academia naval, y en los 90 pasó a manos de Elie Schalit, un magnate judío, que le cambió el nombre de Astral por el de Luis Ginillo. Livio Lo Mónaco, su último propietario lo cedió a la ONG, tras recuperar el nombre de “Astral”. Desde su construcción siempre había sido usado como lujoso barco de recreo. Con capacidad de hasta 200 personas se convirtió en un barco de salvamento con servicio médico. Ya con tal función, el “Astral” zarpó rumbo a las costas de Libia para llevar a cabo la que sería su primera misión de rescate con un equipo de Salvados a bordo, que nos ha hecho llegar esas inquietantes imágenes agitando las conciencias sociales de muchos y avivando una corriente de simpatía, solidaridad y movimiento de ayuda hacia los desfavorecidos que se juegan la vida intentando acceder a una menos infrahumana que aquella en la que malviven. Richerdios.