Carlos Ramírez Sánchez Maroto, Abogado ICAM
Quizás se haya repetido mil veces. Hay que insistir. Las playas, son un escaparate y atracción de turistas nacionales y extranjeros, y deben ser objeto de una muy especial atención por las distintas Administraciones públicas competentes para preservar la calidad ambiental de las aguas y sus arenas.
El litoral sufre “agresiones” desde distintos flancos pues, por un lado, existe el urbanismo desmesurado, fruto de un pasado muy reciente, y sus efectos perversos en la provincia de Málaga, han sido un ejemplo de cierta irracionalidad, a lo que se suman abandonos en cuanto a limpieza, conservación, respeto al medio ambiente… en muchos otros tramos del litoral andaluz.
La calidad del agua en las playas españolas es “buena en el 87,2 por ciento de las zonas costeras sometidas a examen en el año 2012, por encima del 81 por ciento que suma la media europea”, según el informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente. En total, España sometió a examen 2.156 zonas de agua de baño en 2012, de las que 1.886 son áreas costeras y otras 230 son interiores (144 ríos y 86 lagos), lo que supone un 10,3 por ciento del total de aguas analizadas en el conjunto de la Unión Europea, más Croacia y Suiza. Este año 2015 ondearán más centenares de banderas azules en el litoral, para nuestra satisfacción, y, en algunas ocasiones, cierta perplejidad.
La variable ambiental, es un requisito, cada vez más exigido por los viajeros y turistas que demandan, además de calidad de ofertas, calidad ambiental en sus estancias, como signo de región avanzada y líder en turismo de calidad. Andalucía recibió durante el año 2013 un total de 22,5 millones de turistas, cifra superada en el año 2014 y posiblemente en este año 2015. No obstante, según los datos catastrales que recoge el informe “El perfil ambiental de España 2012”, la superficie ocupada por parcelas urbanas ha crecido un 19 por ciento entre 2006 y 2012, y casi el 50 por ciento de la superficie del suelo que ha pasado a ser artificial en España entre los años 2000 y 2005 procedió de zonas agrícolas con suelos de buena calidad.
Si se ha mejorado progresivamente en calidad de las aguas, la impresión generalizada, es que no se va a cumplir con la Directiva marco del agua que implica llegar a 2015 con un estado óptimo de los cauces. Así, en lo concreto, por ejemplo, cada año varias playas de Málaga capital dan una impresión que son manifiestamente mejorables la calidad de las arenas y su limpieza diaria.
El desarrollo turístico de Málaga capital, debe ir necesariamente ligado a la protección del ecosistema de las playas para que pueda ser duradero, así la protección del litoral se configura como una gestión activa de los ecosistemas a fín de mantener un adecuado entorno para la salud, y evitar las asimetrías ambientales, para profundizar en un desarrollo sostenible apoyándose en la tutela de la Consejería competente. “El carácter antropocéntrico de la tutela ambiental ha de estar presente en el actuar administrativo, y la voluntad política de aplicar las mejores soluciones disponibles que no impliquen costes excesivos ,para este fin colectivo (best avaible technology).”
El impulso de una visión estratégica para apostar por la protección y recuperación de las playas, pasa por solventar la degradación de la costa que es causa directa negativa para el turismo, y a su vez la protección del litoral es idónea frente el avance del nivel del mar y otras consecuencias debidas al cambio climático, y procesos erosivos, inundaciones y tormentas. Así, el deterioro de la calidad ambiental de las playas es uno de los verdaderos factores que perjudican la competitividad económica del turismo.
Debe realizarse un mayor tratamiento a la protección del litoral, como son actuaciones de realimentación, regeneración y conservación en numerosas playas andaluzas, en la que puedan aportar áridos empresas autorizadas con reservas y que cumplan con las Instrucciones Técnicas para la gestión ambiental de las extracciones marinas para la obtención de arena del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Para éste fin, es necesaria la mejor colaboración de la Administración central, la Dirección General de Costas y los distintos ayuntamientos costeros, para atajar la situación que viven muchas playas que necesitan un aporte de arena para ser regeneradas.
El comportamiento dinámico de las playas es algo que no siempre es conocido o valorado, así se suele olvidar que las playas muestran un perfil de invierno de pérdida de arena más fina, dejando en la playa el material más grueso, y olvidándose que esa arena se ha ido a formar barras sumergidas lejos de la playa y que protegen la playa. Esto es esencial para la economía turística, pues la recuperación depende de la historia de esas playas. Las realimentaciones con arenas de dragados de navegación, zonas interiores portuarias y bocanas de puertos son beneficiosas para el litoral, y debe considerarse como algo normal e incluirlo presupuestariamente. Así, las realimentaciones de cordones y playas dunares y playas con arenas de cantera, de procedencia terrestre, funcionan bien una vez producido el lavado de finos y limpieza de arenas. Además, están las necesidades de construcción de escolleras sumergidas para evitar la desaparición de la arena, y que evitan tener que echar arena continuamente.
Las zonas de préstamos de arenas, pueden ser de procedencia marina o terrestre. Las zonas de procedencia no marina en las cuales podemos potencialmente extraer préstamos de arenas son canteras, graveras, etc. Las arenas de cantera presentan como principal ventaja su mayor rapidez ambiental, al disponer las empresas autorizadas de los permisos en la zona de extracción, debiéndose analizar ambientalmente solo la zona de vertido, además las empresas suministradoras deben cumplir con la limpieza de las arenas. El color y textura debe ser muy similar al de la playa natural, o ser un contraste llamativo que atraiga a ciudadanos. Las empresas extractivas autorizadas y activas de zonas cercanas a las playas, y con reservas de áridos , pueden abastecer para la realimentación o regeneración, aportando arenas con un grano que se compacte, dure y que no se la lleve el viento ni los temporales, que nivele las playas, así como con aportes provisionales de arena en playas en municipios turísticos, en las que se ha acreditado que la aportación de algún tipo de arenas y en muchos casos de tierras no soluciona la calidad de las arenas de las playas.
Así, por decenas de motivos, se requiere una mejor planificación anual para el mejor cumplimiento de mejoras de estos espacios generadores de riqueza, ocio y disfrute, e interconectadas ambientalmente a su entorno.