Conxa Borrell, secretaria general de la Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS) explicó el pasado 11 de abril en el diario El Mundo que el sector de las prostitutas se encuentra “sin contratos laborales, no hay ERTES, tampoco somos candidatas para el ingreso mínimo vital, se ha dejado sin vivienda a las mujeres que trabajaban en los clubs, porque ellas residen ahí, las mujeres migrantes tampoco podían regresar a sus países, y el miedo a enfermar es terrible porque muchas de las mujeres no tienen en quién apoyarse y son las únicas que velan por sus familias. La mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen para terceros y éstos no tienen la obligación de contratarlas”.

Borrell denuncia que han tenido que hacer un trabajo de ayuda a las prostitutas con la entrega de alimentos, trabajo por el cual cobran cientos de miles de euros muchas ONG de España “pero estaban a salvo de la pandemia en sus casas, mientras nuestras compañeras no tenían donde dormir, y en el caso de las mujeres trans ni siquiera las aceptaban en hostales u otros espacios porque podían crear conflictos”. Se trata de 300.000 mujeres. “Lo que queremos -continúa- son nuestros contratos de trabajos, nuestras vacaciones, nuestras bajas laborales, nuestra jubilación. Queremos cotizar y estar a la altura de cualquier persona trabajadora de este país”.

La secretaria general de OTRAS también declaró: “La ministra de Igualdad está llena de contradicciones, es una mujer que jamás ha querido reunirse con el sindicato OTRAS, aunque como ministra de Igualdad, no comprendemos el por qué… quizás no somos iguales a ella, no sé, es una incógnita o quizás la fobia que siente por nosotras le impide dar ese paso. En cualquier caso, debería saber y tener en cuenta que el colectivo no desaparecerá por muy fuerte que cierre los ojos mientras pide el deseo”.

En cuanto al objetivo del Gobierno de abolir la prostitución “no significa que ésta desaparezca, lo que significa en realidad es que nos volvemos invisibles. Es decir, si un cliente nos roba, nos agrede, o nos viola, vamos a estar más indefensas que nunca. Francia que lleva solo unos pocos años de abolición, ha visto como crecen los delitos contra las trabajadoras sexuales”. “El feminismo rancio, putófogo, tránsfogo y trasnochado de la señora Calvo le ha llevado hasta donde está ahora. ¡Por mujeres como ellas, las putas somos feministas en defensa propia!”, apostilló.