El 23 de mayo de 2021, El Mundo publicaba un extenso y documentado reportaje acerca de graves acusaciones contra Brahim Ghali, el líder del Frente Polisario que ha ocasionado la reacción airada de Marruecos contra España. Este es un resumen de los casos que se detallan en el texto de El Mundo.
La canaria Lucía Jiménez era una niña cuando el 10 de enero de 1976 el Frente Polisario, cuyo brazo militar comandaba Brahim Ghali, puso dos bombas en Fos-Bucraá, en el Sahara Occidental. Al paso de un coche con cuatro trabajadores en dirección a El Aaiún explotó una bomba. Raimundo López Peñalver, el conductor, murió en el acto, los otros tres fueron heridos, uno de ellos era el padre de Lucía y quedó sordo, ciego y con metralla por todo el cuerpo e incapacitado desde aquel fatídico momento.
A partir de entonces, el Polisario empezó a atacar en las aguas que consideraba suyas a los pesqueros españoles y los ametrallaba o los secuestraba. “Ha sido un grupo terrorista salvaje”, declaró Lucía, presidenta de la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE), que en el 2012 presentó ante la Audiencia Nacional un listado con los nombres de 274 ciudadanos, la mayoría españoles, que asegura fueron asesinados, heridos, secuestrados o hechos desaparecer por el Polisario en España o contra barcos españoles entre 1973 y 1986. Ahora, hace meses, su asociación y otras 13 organizaciones de víctimas del terrorismo pidieron a la Audiencia que esclareciera los hechos y juzgara a Ghali aprovechando que estuvo en España.
Mohamud Jadelletu nació hace unos 29 años en los campamentos saharauis de Tinduf (Argelia). Fue una de las niñas saharauis que venían a España en verano acogidas, en este caso, por una familia sevillana y aquí reside desde entonces como refugiada. Cuando ella tenía 18 años, en 2010, trabajaba como traductora y voluntaria de una ONG italiana cuando acudió al entonces embajador saharaui en Argelia, Brahim Ghali, para lograr un visado. Declara “me llamó a su despacho a las siete de la tarde y pasó lo que pasó, me senté, me empezó a hablar, luego a atacar… me violó”. La joven era entonces virgen y salió de allí sangrando, confesó. Lo denunció en 2013 ante la Audiencia Nacional, pero en 2018 se desestimó su querella arguyendo que ni ella ni Ghali son españoles y que además el acusado no se encontraba en España.
Dos de los querellantes fueron miembros del Polisario y afirman que Ghali los torturó personalmente. Se llaman Hosein Baida Abdelaziz y Dahi Aguai y sus testimonios constan en la querella que presentaron en 2007 junto a la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos. Baida fue arrestado por el Polisario en 1979 y pasó seis años preso, “hasta el momento no sé cuál fue mi delito, solo el tener diferencias de opinión con la dirección del Polisario o denunciar las múltiples injusticias que a diario se cometían en los campamentos. Fui tratado salvajemente, emplearon todo tipo de torturas físicas y psicológicas hasta llegar a perder la conciencia”, declaró el ex polisario. Ghali, entonces ministro de Defensa, era uno de los torturadores, según su ex compañero. En cuanto a Aguai, que fue fundador del Polisario, al que se incorporó en 1973, sufrió cárcel hasta 1980, según testimonió ante la Audiencia Nacional. “Fui acusado en un principio de pertenecer a los servicios secretos españoles. Al abandonar España el territorio, inmediatamente nos acusaron de pertenecer a los servicios secretos de Marruecos. Todo esto era para convencer a la sociedad saharaui que reside en los campamentos de Tinduf de que éramos infiltrados con otros objetivos ajenos a la causa… los métodos de tortura que emplearon fueron métodos inhumanos y salvajes”. Él también señala a Ghali entre quienes le torturaron.
La tercera querellante particular es Saadani Malainine en la causa por genocidio contra Ghali. Nacida en 1976 en Villacisneros, su padre se enroló en el Polisario en Tinduf, sin embargo el grupo acabó acusándole, otro caso, de traidor y le torturó públicamente ante su esposa y su hija, que entonces contaba con cinco años. En 1986 fue liberado en muy malas condiciones físicas y psicológicas, dos años después la joven fue enviada a la fuerza a estudiar a Cuba y regresó en 2002 a Tinduf, escapando posteriormente. “Yo acuso a Ghali por ser responsable y cómplice de los crímenes de genocidio, asesinato y tortura contra miles de personas que un día como mi padre, creyeron en una causa y que, al llegar a los campamentos de Tinduf, se encontraron una realidad muy distinta”.
Otra querella es la de Fadel Mehdi Breica, nacido en 1968 en el entonces Sahara español. El Polisario le reclutó con 16 años, “estuve hasta el año 2000, me dedicaba a comunicaciones militares”, dos años después a raíz de sus diferencias con la dirección del Frente, según se indica en su exposición ante el grupo de trabajo sobre la detención arbitraria de la ONU, se instaló en España. Fundó el movimiento Iniciativas Saharauis por el Cambio. En junio de 2019, cuando Breica se encontraba en Tinduf, grave error, visitando a su familia y organizando actos contrarios a la línea oficial del grupo el Frente lo detuvo. Los diez primeros días estuvo con los ojos vendados y las manos y los pies atados en una prisión secreta, después lo trasladaron a otro lugar hasta noviembre de 2019, en su querella detalla golpes, descargas eléctricas…
Pedro Ignacio Altamirano, de Málaga, es un político independentista andaluz que también acusó a Ghali y que ha fundado una plataforma, Grupo Internacional de Apoyo a la Reunificación Saharaui, que defiende a Marruecos y su solución de autonomía para el Sahara Occidental. A principios de 2021 se encontraba visitando la zona y dice que recibió mensajes con amenazas de muerte que atribuye al Polisario, al regresar lo denunció en un juzgado de Málaga señalando a dos posibles sospechosos que serían, en su opinión, del Polisario. Su denuncia ha llegado al juez Santiago Pedraz, en la Audiencia Nacional.