En un informe presentado el 1 de febrero en Jerusalén, Amnistía Internacional acusó a Israel de mantener “un sistema de opresión y dominación de la población palestina en todos los lugares donde ejerce el control en Israel y los territorios palestinos ocupados”. El ministro de Exteriores, Yair Lapid, dijo: ”AI se ha convertido en un grupo radical más que se hace eco de la propaganda, no le importan los hechos, repite mentiras que suelen difundir grupos terroristas y deforma el contexto histórico para demonizar al estado judío en un informe desconectado de la realidad. Israel no es un país perfecto, pero es una democracia comprometida con el derecho internacional y abierta a la crítica, con medios libres y un sistema judicial independiente. AI no llama estado apartheid a Siria, donde el régimen asesinó a medio millón de sus ciudadanos, ni a Irán u otros regímenes asesinos en el mundo. Solo a Israel. Odio recurrir al argumento de que si no fuera un estado judío nadie en Amnistía osaría acusarlo de algo así, pero en este caso no veo otra explicación”. El portavoz de exteriores israelí, Lior Haiat explica: “Un partido árabe forma parte del gobierno israelí y los árabes tienen representación en el parlamento, por lo que escribir que Israel tiene leyes que restringen y excluyen la participación política de sus ciudadanos árabes es una demostración de la nula credibilidad del falso informe (…). Hay una campaña internacional que busca por todos los medios vincular Israel al término apartheid para justificar su boicot pero tienen un problema y es que no hay apartheid en Israel”, dice el ministro encargado de la relación con la diáspora judía, el laborista Nachman Shai: “Este informe de la sucursal británica de AI contra la existencia de Israel incluye las tres “d” en la definición del antisemitismo moderno: deslegitimación, doble rasero y deshumanización de Israel”.