Es cierto que la mejoras en cualquier empresa son continuas o no son nada porque se quedan en actos de voluntarismo. Por ejemplo, no es admisible que en un hotel de cuatro estrellas, como el AC Málaga Palacio, solo dispongan en su magnífica terraza de un solo vino tinto Rioja, o uno solo tinto Rivera, por copas, el cliente tiene derecho a una mayor variedad y el hotel la obligación de presentarle varias opciones, no puede pensarse aquello de “estas son lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas”.

La importancia de la hostelería y la restauración están fuera de dudas en nuestra provincia, por eso la formación del personal también es muy importante. Por ejemplo, en Garum, calle Alcazabilla, de Málaga, sirven una comida deliciosa pero si una cliente, como ocurrió la pasada semana, dice que el postre está caliente y debía estar frío es que a la cliente le parece que está caliente, la empleada le responde que está a temperatura ambiente, claro, a más de 30 grados, y se acerca otro empleado que dice “vengo a resolver el problema”, vaya, ya salió la palabra maldita, problema. Retírele a la señora el postre, tráigaselo a la temperatura adecuada u ofrézcale otra alternativa. Lo que decimos, formación.