Vodafone no se deja querer. Pese a la amabilidad que puedan desplegar los empleados que trabajan para esta compañía, por ejemplo, en calle Larios, en Málaga, las herramientas de que dispone esta operadora multinacional de telefonía no están a la altura de las necesidades del cliente. No es de recibo que un usuario de estos servicios espere dos horas y media para dejar medio resueltos -que no del todo- la renovación de sus contratos con la compañía en distintos terminales. Mucho presumir de 5G pero después Vodafone va a paso de tortuga.