No es por casualidad que las entidades financieras y las operadoras de telefonía concentren la mayor parte de las críticas de los usuarios que se atreven a protestar entre los que acceden a cualquier servicio público o privado. La banca no solo intenta cobrar con cualquier pretexto, por lo que hay que andarse con cuidado, sino que además funciona mal y resulta ineficiente en algunas de sus prestaciones. Así, por ejemplo, Bankia no actualiza los mensajes emergentes de recibos pendientes de pago aunque éstos ya se hayan satisfecho, molestando e inquietando al cliente ante unos motivos inexistentes. Parece claro que deberían modernizar el sistema para que una vez ingresado el importe de que se trate se bloqueara cualquier aviso sobre el mismo. Mucha publicidad supuestamente tecnológica y después tropezones por doquier en casos muy simples.