En cualquier paseo marítimo de nuestra Costa del Sol -y en otros muchos lugares también- la presencia de “manteros” que venden sin control mercancías falsas y sin pagar impuestos es una constante, haciéndole al comerciante legalmente establecido la competencia, aparte de que al ciudadano le dan “gato por liebre”, aunque muchas veces éste lo sabe y no le importa.
La política que se sigue desde los distintos ayuntamientos es la de presionar ocasionalmente a estos “manteros”, que recogen rápidamente sus bártulos y se van momentáneamente hasta minutos después que regresan. Solo una presión constante y sanciones pueden conseguir la desaparición de estos vendedores ilegales que proyectan una imagen, además, más que de España de cualquier país subsahariano. ¿Tenemos derecho a que se cumplan las leyes?