El pan y circo puede mutarse hoy en la política municipal por la organización de actividades que interrumpen el normal desenvolvimiento de la vida ciudadana, como el maratón del pasado domingo 15 de diciembre, que dejó numerosas calles cortadas al tráfico.
Nos hemos acostumbrados a que sean las administraciones públicas las que organicen la vida de los ciudadanos hasta el punto de incluir también el ocio. Las actividades particulares deben ser eso, particulares, como el deporte. El Ayuntamiento lo que puede, y debe, es facilitar instalaciones donde practicar deporte, pero no apuntarse a cualquier iniciativa que puede corresponder a la privada. Si estas prácticas, además, se hacen desde el centro derecha, la confusión es mayúscula, porque esta es una de las diferencias entre los partidos liberales y los socialdemócratas, el menor peso de las administraciones en la vida privada de los ciudadanos. Quizá gobierne Málaga la socialdemocracia y no nos hemos enterado.