Algunas administraciones y servicios públicos ya no saben qué inventar para gestionar las comunicaciones, y en especial las llamadas de teléfono, de los usuarios. Si un ciudadano se pone en contacto telefónico, por ejemplo, con la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, por supuesto que no espere que le conteste una persona en tiempo real, sino que una grabación le indica que se encuentra en el número de espera, supongamos, tres. Bueno, el ciudadano se arma de paciencia y eso, espera, pero cuando parece que va a llegar su turno, vuelven a situarlo en la cola, si es que la comunicación no se ha cortado, claro, lo que en realidad supone lo mismo, vuelta a empezar. Muy mal el servicio.