Hay empresas que anteponen sus intereses a los de sus clientes, caso del grupo Azotea, con restaurantes en Madrid y Andalucía, que utiliza un sistema de reservas que obliga al potencial cliente, si quiere reservar, a facilitar su número de tarjeta de crédito y otros datos, y le cobra 20 euros por persona si no acuden a la hora. El peligro de facilitar datos de esta importancia no le importa a Azotea, solo cobrar. El sistema de llamada telefónica es mucho más cómodo para el comensal y menos lesivo para su privacidad.