La diabetes es uno de los grandes problemas médicos en la actualidad. Según las últimas estimaciones, aproximadamente 425 millones de personas sufren de diabetes en todo el mundo y, si estos índices se mantienen en la tendencia, en 2045 habrá aumentado hasta unos 629 millones de personas.
La patología más común asociada a la diabetes es la del pie diabético, que afecta en torno al 15 – 25% de los pacientes con diabetes en algún momento de su vida. El pie diabético se da cuando existen unos niveles inadecuados de glucosa en sangre. Estos niveles, junto con otros factores como la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia, causan un daño en los vasos y nervios del pie; que pueden derivar con el tiempo en otras complicaciones.
Los síntomas del pie diabético son diversos y de variada intensidad. El síntoma más frecuente y leve es la sensación de hormigueo, que puede ir acompañado de dolor o ardor, hinchazón, falta de sudoración o heridas que no cicatrizan. Estos síntomas pueden derivar en una úlcera que, si no se trata a tiempo y de forma conveniente, puede causar una amputación de la extremidad afectada.
Por esta razón, si padecemos de diabetes, es especialmente importante que tengamos los pies bien cuidados y que observemos cualquier anomalía, para evitar la aparición de heridas que pueden ser profundas y de complicada curación. Aunque, llegado el caso, es indispensable recurrir a un buen experto en podología que cuente con experiencia en cuidados del pie diabético.
Si seguimos los siguientes hábitos en el cuidado de nuestros pies, podremos reducir las posibilidades de aparición de esta patología:
- Hidratar bien el pie, aplicando un masaje ligero en la planta, el dorso y la pierna hasta la rodilla.
- Examinar los pies diariamente con buena luz para poder detectar cualquier síntoma de úlcera.
- Lavar los pies diariamente con agua templada y jabón neutro, y secarlos bien.
- Utilizar calzado y calcetines cómodos, que no compriman ni dificulten la circulación.
- No utilizar estufas ni braseros para calentarse los pies.
- Mantener las uñas cuidadas, para lo que resulta recomendable recurrir a un experto en podología.
- Ante la aparición de heridas, tener en cuenta que deben ser revisadas por un equipo de especialistas en enfermería y por un angiólogo profesional.
Es fundamental el papel que juega un podólogo en esta patología, siendo necesaria la detección temprana para poder aplicar un tratamiento preventivo que detenga la aparición del pie diabético. En la mayoría de los casos, las úlceras diabéticas y las amputaciones del pie se pueden prevenir con una buena atención temprana, pudiendo reducirse hasta un 85% de las amputaciones mediante un buen control por parte de especialistas.