Clara Eugenia Núñez, catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la UNED, ex directora general de Universidades de Madrid, doctora por la Universidad de Nueva York, profesora visitante en Chicago, Harvard y Columbia, manifestaba el pasado año, el 18 de septiembre, en El Mundo su opinión acerca de varias cuestiones educativas de gran actualidad ayer y hoy: “No lo digo yo, sino los estudios internacionales que señalan que los universitarios tienen el nivel formativo de los bachilleres de otros países (…). Los jóvenes conocen sus derechos como graduados universitarios pero desconocen el alcance de su falta de formación (…). Si los alumnos no tienen un determinado nivel en determinadas materias, no pueden seguir estudios universitarios. La ley Celaá acentuará el problema, pues pretende acabar con el fracaso suprimiendo la repetición (…). La oferta [de grados] es amplia porque sobran profesores y, ante la caída en el número de alumnos, la única vía para disimularla es poner en marcha títulos nuevos”. Como España no tiene universidades entre las 100 mejores del mundo pero las escuelas de negocios españolas sí están en primera línea esto se debe a que “no se les aplica el mismo corsé legislativo y tienen una agilidad de la que carece la Universidad (…). Se da la paradoja de que la Universidad española es muy de izquierda políticamente, pero rabiosamente conservadora en cuanto a sí misma. Los campus no quieren competencias entre ellos, son todos prácticamente iguales. En mi etapa como directora de universidades de la Comunidad de Madrid propuse muchas iniciativas de mejora a los rectores. Aun estando de acuerdo más de uno me dijo: si propongo eso al claustro, me echan. Como era de esperar, ninguno se arriesgó a perder el puesto. Las universidades, sus responsables, viven mirándose el ombligo y pensando más en los intereses de quienes formamos parte de ella, en especial los profesores. Esto es así porque somos quienes elegimos a nuestros rectores, decanos y directores de departamento. ¿Qué rector va a ocuparse de la falta de sintonía entre la Universidad y la sociedad si su puesto se lo debe a sus colegas?”.