Los jueves son amarillos - El Sol Digital
Los jueves son amarillosExposición Manu Jurado con David Burbano y Sara Sarabia

Los jueves son amarillos

Cristina Herrera.

La Casa Amarilla (LCA) comenzó en 2008 en unas instalaciones en las que se centraban más en la producción que en la exhibición. Tenían una visión más europea, más underground y berlinesa. Se pensaba que era la novedad, pero simplemente han trasladado este modelo artístico europeo al ámbito local de Málaga. Galería de consumo colaborativo que trabaja a través del intercambio para generar un movimiento cultural distinto, una asociación cultural con espíritu startup, conformada por artistas, gestores y comisarios. El amarillo, un color diferente que tiñe Málaga y matizan Sara Sarabia y David Burbano en la siguiente entrevista.

¿Por qué nace LCA en mitad de la crisis?

Este espacio junto con otros de tipo cultural nace en plena crisis. El artista no tiene donde acudir por lo que abre sus casas, aparece Villa Pucheros, el espacio Cien Fuegos… Las iniciativas privadas y las galerías empezaron a cerrar, por lo que el propio mercado cambió. Evidentemente, al reducir presupuestos en la crisis los primeros que caemos somos nosotros, por lo que sin ayuda pública ni privada lo único que nos queda es la economía colaborativa social. Esta es la única vía del artista, parece algo novedoso, pero esto se ha hecho siempre.

¿Hay que ser creativo en todos los aspectos?

Sí, hay que hacer ver que la cultura y el arte son un motor económico. Con creatividad y otras maneras de hacer hay posibilidad de abrir otros campos y abrir nichos de mercado que no existen. LCA empezó construyéndose de ese modo, y se sigue construyendo adaptándose a los medios, a la sociedad y a todo el entorno, pero nosotros no somos una galería al uso, no somos una galería elitista o que trabaje de manera convencional con cláusulas de exclusividad, con porcentajes desorbitados… nosotros no olvidamos que, aunque seamos una galería, tenemos una parte social. El proyecto de LCA realmente se nutre con una doble cara, por una parte, los artistas, exhibidos y expuestos unos 26, además tenemos contactos externos con otros artistas y otras galerías por lo que podríamos sumar unos 30.

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Fachada de La Casa Amarilla en Calle Santos 7

¿Se podría decir que sois un coworking artístico?

No, la gente se piensa que somos un colectivo, pero somos una persona jurídica como asociación, y esa asociación tiene una actividad económica que es la galería. Y nosotros tenemos una galería abierta con unos artistas que exponen y venden en nuestra galería. LCA va mutando, tenemos mayor capacidad para ello que una gran institución. Somos un espacio mutable, nosotros decimos ‘puedes hacer lo que quieras menos tocar la pared de ladrillo’, claro, la gente no se lo cree y se corta. Hemos conseguido transformar el espacio en casi todas nuestras exposiciones. En este sentido, todos los artistas saben cuando hacen su exposición que el espacio se usa para otras actividades, como puede ser un teatro, micro cursos, talleres o, incluso, hay un concierto como el de Sofar Sound.

¿Cuál es el concepto de LCA?

Tenemos un porcentaje muy moderado, y además tenemos el concepto del take away art, el pequeño objeto artístico asequible. Esto genera un movimiento artístico entre el artista y cualquier persona que quiera adquirir arte sin tener que hacer una gran inversión. Es una doble unión ya que el artista accede a una plataforma en la que se profesionaliza y donde se visibiliza y se testea. Esto es muy importante para nosotros porque el artista tiene su escaparate y el turista, el consumidor de arte, puede comprar y llevarse. Queremos un feedback rápido con el turista, consume producto local y lo pone en contacto con otra gente y trae gente a Málaga. Nosotros nos hemos obligado a ser especialistas en redes, en marketing, siempre desde un punto de vista de darle ‘la vuelta a la tortilla’.

¿Cómo os ha ayudado el marketing digital en vuestra estrategia?

Los costes para acceder al público son menores, pero económico no es, porque a no ser que pagues publicidad realmente no llegas a tu público objetivo. Por lo que hemos aprendido a convivir con esas nuevas redes, gastando el mínimo consigues la máxima repercusión. Hubo un cambio considerable entre marzo – abril, y notamos ese cambio en las redes, pero afortunadamente nosotros hemos dado un salto y hemos conseguido que los jueves sean amarillos. 

¿Con qué patrocinadores contáis?, ¿qué convenios tenéis?

La gente ya no se extraña de que un colectivo, una asociación… vaya y solicite ayuda a una entidad o un promotor para apoyar su proyecto. Esto es positivo para la economía de la ciudad, ahora por lo menos te escuchan, hace diez años eso no pasaba. Hay marcas y empresas que actualmente necesitan estar representadas donde hay movimiento social, la imagen es primordial. En este caso la cerveza Victoria ha querido apostar por LCA, ellos te ceden la imagen y nosotros le cedemos la nuestra, realmente no es un patrocinio sino una colaboración. El patrocinio y el mecenazgo nunca llega a los locales, eso es una asignatura pendiente porque se queda en las grandes marcas, al resto no llegan. Victoria nos da producto que regalamos a nuestro público y colocamos su logotipo en nuestro escaparate además de mostrar su marca. Es un beneficio mutuo, ‘con una cerveza siempre se vive mejor’. Además, tenemos intercambios con el extranjero; intercambio de arte y artistas. En principio, tenemos convenios con Noruega, Italia, Serbia, hemos creado un movimiento de artistas importante. En septiembre, por ejemplo, tenemos al artista Stanislav que va a tener un individual el LCA. Es mucho más fácil que vengan los artistas aquí, porque tienen más ayudas de fondos europeos y, en cambio, aquí se quedan siempre filtrados por las instituciones. Nos usan como imagen, realmente esos fondos al final lo invierten en grandes eventos culturales que no llegan a la cultura de base, por lo que nosotros trabajamos verdaderamente por intercambio.

¿Cuál es el objetivo de LCA?

A través del movimiento que genera la compra de los nuevos coleccionistas o del consumidor de arte y mantenerlo hace que nuestro proyecto continúe. Pero en LCA no nos quedamos ahí, surge la necesidad del arte que no es objetual y no existe producto que se pueda vender, como son las performances, la música… otro tipo de arte. A partir de ahí es cuando surgen los jueves amarillos de los que hablábamos antes. Damos cabida a otros formatos culturales en nuestro espacio, y con el proyecto Estival lo hemos sacado a la calle. Nuestro objetivo a corto – medio plazo es conseguir tener una infraestructura económica para poder convertirnos realmente en plataforma. Actualmente, aportamos contacto, visibilidad, no somos una galería al uso. Conseguimos de este modo demostrar que somos un ente sólido, que damos confianza y que los artistas que avalamos son gente de respaldo, y esto para Europa es importantísimo. La figura del marchante en el arte es vital para el movimiento económico del sector cultural y aunque muchos artistas van en contra de la idea que se tiene de galería, realmente esto es mucho más. En este sentido, LCA ha madurado, como galería llevamos poco más de dos años.

Con el boom cultural en la capital, ¿creéis que es beneficiosa la competencia artística en Málaga?

La competencia es buena, nosotros pensábamos que aquí al lado iban a poner una galería. Eso sería lo mejor, que toda la calle fuesen galerías, sería increíble. Pero en Málaga no entra dinero por la cultura, los museos son deficitarios, sacan beneficio de las tiendas y de la parte pedagógica de talleres que suelen organizar. Por mucho que vendan como tal la marca Málaga aún no se ha conseguido que el coleccionista y el movimiento económico basado en lo que es el mercado del arte se fije en Málaga. El que se fija en Málaga es el artista y luego se encuentran que no tienen cabida de la forma que pensaban y acaban viniendo a LCA.

¿Es positivo el turismo cultural en Málaga para al camino que quiere seguir LCA?

Es sumatorio. Lo que ha generado el Ayuntamiento con Málaga es una ‘marca Málaga’. Esto, sumado a muestro turismo de sol y playa junto con el tema cultural ha ido beneficiando a la ciudad. No olvidemos que, realmente, los museos de Málaga son franquicias. En cuanto al turista, estamos muy confundidos con el concepto, no es que haya cambiado, sino que se ha ampliado. Tenemos una ocupación del 85 por ciento en los hoteles y es porque los turistas ya no van solo a la Costa del Sol, sino que el centro histórico de Málaga mantiene esta demanda ofreciéndole al turista lo cultural. El gran salto muy bien apostado por el Ayuntamiento ha sido apostar por la cultura en Málaga ahora que ya no quedaba industria.

¿Qué le diríais a los empresarios?

Un artista puede aportar la visión que ellos no ven. Los artistas somos profesionales igual que ellos. Generamos cultura y generamos economía y lo estamos demostrando. El empresario tiene que apostar por el artista y por el arte porque sería un valor añadido para su empresa. Tener un artista trabajando dentro de una empresa, por ejemplo, se está haciendo en Finlandia, en Michigan, en diferentes ciudades… Nosotros hemos propuestos a diferentes comercios de la zona que tuviesen piezas de artistas, y ellos encantados. Con el proyecto Estival hemos cuadrado obras para que estén en sus locales. Eso es lo que hay que hacer, nosotros con esta iniciativa le estamos dando publicidad a calle Santos. Estamos consiguiendo llamar la atención, antes de llegar nosotros esta era la calle de Aranda, pero desde que estamos nosotros hay otro flujo de gente, implicamos a los comercios y lo bueno de esto es que trabajamos lo local para pensar en global, al fin y al cabo nos estamos nutriendo unos de otros.

¿Podemos llegar a una burbuja en el mercado artístico?

No creemos que haya una burbuja, no queremos pensarlo, porque el concepto de burbuja está basado en una mentira. La burbuja es la saturación de un mercado, puede ocurrir que la gente se acabe cansado porque el ritmo frenético que está viviendo la ciudad en todos los niveles es alucinante. O los que estamos generando el contenido nos cansamos y bajamos el ritmo o nos ponemos todos de acuerdo y marcamos una estrategia. Ya hemos conseguido posicionarnos internacionalmente, ¿ahora adónde nos tenemos que ir? Es momento de empezar a echar cabeza. Ya no somos la ciudad a la que pertenece Marbella como éramos antes, sino que ahora nos hemos creado un nombre. Estamos viviendo un momento muy bueno a nivel de marca para unirnos.

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