La organización Carbon Disclosure Project (CDP) ha publicado recientemente las ciudades en las que tiene al menos un 70 por ciento de electricidad verde, y no hay ninguna ciudad española en esa lista. Según el Foro Económico Mundial, las energías renovables sin subsidios fueron la fuente de electricidad más barata en 30 países en el año 2017.
Los núcleos urbanos son responsables de más del 70 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y las iniciativas para convertirlos en espacios más sostenibles repercute en el panorama de cada país.
Aunque la situación ha cambiado en los últimos años en España, y el Plan de Acción Nacional de las Energías Renovables contribuye a ello, los avances se producen a un ritmo mucho más lento del que cabría esperar.
La instalación de placas en las ciudades contribuye a abaratar el precio de esta tecnología, que ha bajado un 73 por ciento desde 2010, y, además, constituye una importante fuente de generación distribuida debido a su situación cerca de la demanda.
En Burlington, Inglaterra, las autoridades han logrado obtener toda la energía a partir de la combinación de plantas solares, eólicas, hidráulicas y de biomasa, impulsando las empresas locales que basan su negocio en estas tecnologías y fomentando el autoabastecimiento por parte de los propios ciudadanos. Otro ejemplo, la energía en Islandia se basa casi por completo en las energías renovables
Basilea, Suiza, obtiene su electricidad de la fuerza del viento y del agua y dispone de un fondo para invertir únicamente en eficiencia energética, renovables y proyectos para reducir las emisiones. Además, el Ayuntamiento ha implantado una norma para que las nuevas construcciones y edificios públicos produzcan un 50 por ciento del agua caliente con energía renovable.
Las ciudades crecen cada día más. Esto provoca que se forme lo que se conoce como “isla de calor urbana”, es decir, un área metropolitana que es mucho más cálida que las zonas rurales que la rodean.
Existen varias causas, una de ellas son los ingredientes de los materiales que se utilizan para construir, como el asfalto, el cemento o el hormigón. Estos materiales absorben la radiación solar y calientan el entorno. También juegan un papel importante la actividad industrial y doméstica y el transporte.
Muchas de las tecnologías renovables no necesitan incentivos porque, gracias al desarrollo industrial y tecnológico conseguido en el pasado, hoy son competitivas, y aún más tras contamos con el Real Decreto-ley 17/2019 y la Orden de Parámetros Retributivos.
Los objetivos nacionales, europeos e internacionales, de renovables y reducción de emisiones, dibujan una senda muy clara de descarbonización, electrificación y uso de renovables. Por ello, es necesario que el óptimo marco regulatorio que guíe nuestra transición energética y sea fruto de un gran consenso político.
El Programa Energético Europeo para la Recuperación (PEER) de la Comisión Europea financia proyectos energéticos esenciales. En el marco del PEER, la Comisión ha puesto en marcha el Fondo Europeo de Eficiencia Energética (FEEE).
El FEEE ofrece productos financieros como préstamos principales y subordinados, garantías en inversiones en eficiencia energética efectuadas por autoridades locales, regionales y nacionales.
Es cierto que los ayuntamientos españoles están asumiendo cada vez más un papel protagonista en la Transición Energética, pero es necesario habilitar las más amplias y mejores herramientas para que los ciudadanos participen activamente en este proceso.
En España más del 80 por ciento de la población vive en ciudades de más de 10.000 habitantes, y del año 2010 al año 2050 se estima que a nivel mundial el 50 por ciento de la población que actualmente vive en ciudades pasará al 63 por ciento, lo que significa que todos los focos de contaminación por emisiones se van a producir en el 2 por ciento del territorio.
Es posible subvertir el orden energético y que para ello hay que situar a las ciudades y a los ciudadanos en el centro, así como por la electrificación con renovables. Es imprescindible reorientar esa visión de planificación urbana para recuperar parte de ese espacio público para los ciudadanos. Un ejemplo es Vitoria, que ha conseguido que el 67 por ciento de los desplazamientos sean no motorizados y que el 54 por ciento se hagan a pie.
Necesitamos, como aseguran los expertos, un “contrato social de la energía desde el ámbito municipal”, para lo cual es necesario trabajar en cuadros de bonificaciones fiscales al autoconsumo en las principales ciudades españolas, pues sólo un 58 por ciento de estas ciudades ofrecen descuentos en el IBI por autoconsumir, el 80 por ciento en el caso del ICIO.
En ocho años (2008-2016) la escala fotovoltaica ha bajado de un nivel 100 de precio a un nivel 20, las baterías a 30 o las aplicaciones inteligentes a 60. Además, estamos pasando de una demanda rígida a una oferta centralizada.
Es importante analizar mejor “la revolución de la demanda”, pues los objetivos de “generación distribuida” están muy por encima de los niveles previsibles, además de luchar contra la concentración del poder del sector energético tradicional. La eólica en España, el 75 por ciento está en manos de grandes compañías del sector eléctrico.
¿Cómo podemos modificar el modelo de consumo energético para que Málaga sea referente? Sobre ello debatieron los expertos más reconocidos de nuestro país en temas de sostenibilidad y municipios reunidos en el curso “Las ciudades como motor del cambio de modelo energético”, que se desarrolló en Málaga el pasado año los días 16 al 18 de julio.
El Manifiesto de Málaga “Las ciudades se renuevan con energía”, propone que las ciudades desarrollen “Planes de Acción Municipal Energía-Clima 2020 -2030”, consensuados, con compromiso de permanencia a largo plazo para que no dependan del partido que gobierne el municipio.
Asimismo, se propone un “Plan de Choque Energía-Clima” con 29 medidas, resumidas en las siguientes áreas de gestión municipal: gobernanza, transparencia y contratación responsable; participación y servicios a la ciudadanía; movilidad; edificación y autoconsumo y generación distribuida.
Son medidas que deben servir para alcanzar un objetivo de “Emisiones cero” en 2050, con un consumo de energía final 100 por cien renovable, y donde al menos un 50 por cien de la energía sea producida en las propias ciudades y en su entorno cercano.
La Agencia Andaluza de la Energía, ha elaborado recientemente la publicación digital Guía para el fomento del autoconsumo en los municipios andaluces, que ofrece a los ayuntamientos y entidades locales las principales claves para fomentar esta tecnología renovable de autoproducción de electricidad en sus localidades.
La producción de electricidad para consumo propio, sobre todo si se realiza con energías renovables (principalmente fotovoltaica), ofrece beneficios medioambientales a los municipios -mediante la reducción de emisiones contaminantes-, ahorro energético y económico en la factura eléctrica, así como el desarrollo de un tejido empresarial asociado.
Dentro del marco del Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley Reguladora de Haciendas Locales, cada administración local puede definir aquellas bonificaciones fiscales que crea más convenientes en sus ordenanzas fiscales exigiendo a las instalaciones el cumplimiento de determinados condicionantes.
Por ejemplo, pueden incluir bonificaciones en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de hasta un 50 por ciento; en el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) de hasta el 95 por ciento o en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) de hasta el 50 por ciento.
Si los ciudadanos participamos e impulsamos estas y otras medidas y planes se afianzará un futuro mejor para todos, en un entorno más saludable para la sociedad malagueña.