La intensificación de la urbanización conlleva enormes retos sociales, sanitarios y ambientales, retos que han sido recogidos por la ONU en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. Especialmente en el número 11, ciudades y comunidades sostenibles, que establece que “las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.
Los concursos de ideas lanzados por el Ayuntamiento de Barcelona el pasado mes de marzo seleccionaron ocho propuestas ganadoras entre un total de 86 que se presentaron para crear la Supermanzana de Barcelona.
Se trata de un nuevo modelo urbano sostenible que tiene como objetivo recuperar las calles para la ciudadanía a fin de avanzar hacia una ciudad más saludable, próxima y humana. El Proyecto ‘Andar desde el centro’, fue el primer clasificado del concurso de ideas de ejes verdes.
El consistorio de Málaga puede convocar concursos de ideas, uno para las plazas y otro para los ejes verdes, con el objetivo de encontrar respuestas innovadoras frente a la necesidad de transformar el espacio público para dar prioridad a las personas, integrando los procesos naturales, la vegetación y la biodiversidad, mediante la optimización de los recursos y soluciones racionales y sencillas.
Para las nuevas plazas de ciudad a construir se deben escoger los diseños que más se adecúan a cada emplazamiento, con mucha vegetación y zonas de estancia y juego.
En el caso de los ejes verdes, se deberían seleccionar las propuestas que mejor definen las calles del siglo XXI: con los peatones como protagonistas, accesibilidad universal y criterios de sostenibilidad.
Málaga necesita un mejor relato de sostenibilidad. Un nuevo modelo de ciudad más sostenible malagueña se debe aplicar también en todos los distritos, incluidos los más densos y con más contaminación ambiental y acústica.
En el futuro, Málaga debería poder conseguir que una de cada cuatro calles sea un eje verde y que cada vecino cuente con una plaza o un eje verde a menos de 200 metros de su domicilio.
Las nuevas actuaciones deberían centrarse en nuevos ejes verdes, con varias hectáreas de verde y biodiversidad; más plazas en los cruces de las calles con una superficie para pasear y jugar; y más espacios para los peatones.
La vegetación debe estar cada día más presente, con pavimentos permeables y sombras, un diseño que contribuya a reducir la temperatura y la contaminación. Hay que conseguir más espacios verdes y más grandes y naturalizados.
Debe haber un mayor protagonismo del peatón, garantizando recorridos rectos y continuos, y que solo los vehículos privados con destino en la propia calle podrán circular por la misma con un límite de velocidad de 20 kilómetros por hora. Además, las vías deberían ser de plataforma única y garantizarán la accesibilidad universal, los pavimentos de contenido reciclado sustituirán el asfalto y se aumentará la vegetación en los chaflanes y plazas.
Se ha de trabajar en una nueva ordenación de la calle. Los ejes verdes se deben fomentar en la vida de cada barrio, con zonas de reunión y de juego, comercios de proximidad, espacios sostenibles, zonas para la carga y descarga, así como para los residuos.
Otro elemento esencial en el modelo de calle es que aproveche el agua de la lluvia, incorpore sistemas fotovoltaicos para un alumbrado autosuficiente y materiales usados que contribuyan a reducir las emisiones causantes del cambio climático. Se trata de ver las calles como una parte de los ecosistemas urbanos diferenciados: ecosistema vivo, social y de servicios.
Málaga debe invertir en los próximos 20 años para acelerar tres nuevos objetivos ambientales: lograr la neutralidad de carbono para 2050, reducir el uso de agua en un 25% en sus instalaciones y devolver agua de mayor calidad al entorno después de su uso en las operaciones de fabricación.
Los nuevos objetivos de sostenibilidad y gestión medioambiental se deben alinear con el programa 3P Pollution Prevention Pays La prevención de la contaminación es rentable, que evite toneladas de contaminación. Se incentiva así la electricidad renovable como miembro de la iniciativa RE100.
A su vez, se ha de presentar una estrategia de medidas concretas y en plazos definidos para impulsar la reducción del uso del agua a corto y largo plazo, por ejemplo: una disminución del 10% para 2022, del 20% para 2025 y del 25% para 2030.
De la misma manera, instalar tecnología de purificación de agua de última generación que esté plenamente operativa para 2025 en todas las ubicaciones con un mayor uso de agua. Así, se podría devolver agua de mayor calidad al medio ambiente tras su uso.
Para hacernos una idea del agua que es consumida para poder regar jardines, basta con ver estos datos que ilustran la cantidad de agua diaria que necesitan: Césped: 7 litros/m2, Arbustos: 4,3 litros/m2, Plantas autóctonas: 1,8 litros/m2, Árboles: 10,5 litros/árbol, Flores de temporada: 4,7 litros/m2.
Sin embargo, surge una gran pregunta: ¿cómo se financian tales inversiones? Por si fuera poco, cuando aumenta el atractivo de una zona, la demanda inmobiliaria también lo hace. La subida de los precios y de los alquileres podría crear barrios inasequibles.
Málaga puede formar parte de las ciudades que han estado a la vanguardia de la innovación y el progreso social, pero requiere una estructura sólida de gobernanza, que sea transparente y responsable, para garantizar un uso justo y eficiente de los recursos.
La clave está en que es imprescindible contar con el apoyo de los ciudadanos.
Los ciudadanos son la clave, que para que la planificación urbana tenga éxito se requiere un liderazgo firme, con una visión clara y coherente del futuro, así como una hoja de ruta sobre la forma en la que se puede llevar a cabo.
Málaga debe implementar el conocimiento de los suelos urbanos, sustento de la vegetación y de las infraestructuras, que son un recurso clave para el desarrollo sostenible. Integrar el conocimiento de los suelos en la planificación urbana nos ayudará a avanzar hacia un crecimiento urbano sostenible.
Se necesitan suelos capaces de sustentar el crecimiento de la vegetación. Los suelos regulan el ciclo hidrológico, permitiendo la infiltración de las precipitaciones, almacenan carbono y son fuente y hogar de una gran biodiversidad microbiana y de flora y fauna.
El grado en que los suelos son capaces de cumplir estas funciones puede variar mucho. Esta diversidad determina el uso que se puede dar a los suelos de una zona (por ejemplo, forestal o agrícola, cultivo permanente o pasto, etc…). Es necesario conocer adecuadamente los suelos para hacer una gestión sostenible del territorio.
Dada la elevada diversidad de morfología, propiedades y grado de contaminación de los suelos urbanos, una planificación juiciosa del desarrollo urbano se beneficiará del conocimiento sobre los suelos de la ciudad y su entorno. Comúnmente, las ciudades han crecido en las zonas más fértiles. Otro ejemplo de la relevancia de este conocimiento es la agricultura urbana.
Málaga debe consensuar que la máxima habitabilidad en el espacio público se produce al mismo tiempo: confortable (sin ruido, sin contaminación del aire y con el máximo confort térmico); atractivo y ergonómico (accesible, con espacio libre para ejercer todos los derechos y con una buena relación entre las alturas construidas y los anchos de las calles).
La mayoría de los desplazamientos se deberían realizar en bicicleta y en transporte público. La multiplicidad de actividades y su diversidad deben atender y dar servicio a los residentes y también al modelo de ciudad del conocimiento.
El urbanismo de mañana, el urbanismo ecosistémico dibuja tres mapas: en altura, en superficie y en subsuelo, para integrar el conjunto de variables y los principios que deben enfrentar los desafíos mencionados anteriormente.
Se deben alcanzar los objetivos de la máxima biodiversidad y fertilidad, sabiendo que las ganancias ambientales y sociales que proporcionadas son indispensables. La autosuficiencia metabólica máxima consiste en agua, energía y materiales, con recursos renovables.
Varios investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela han analizado el nivel de sostenibilidad de 31 ciudades españolas representativas a través de múltiples indicadores de sostenibilidad que abarcan tres aspectos: el lado económico, social y ambiental.
Empleando hasta 38 indicadores dentro de estos tres campos, se ha establecido que la mayoría de las ciudades con las mejores calificaciones de sostenibilidad se encuentran en el norte del país. Málaga no está, aún, en esa lista. Los malagueños sí nos merecemos vivir en una ciudad más verde e innovadora.