Juan Antonio Ruiz
Más de la mitad de las 12.800 viviendas que se vendieron en Málaga a lo largo de 2014 fueron a residentes extranjeros, según reveló a El Sol Digital el presidente de la Asociación Provincial de Promotores y Constructores de Málaga, José Prado.
El resto de las 6.000 viviendas restantes fueron vendidas a españoles residentes fuera de Málaga en un 65 por ciento. Debido a que la banca está dando unos intereses muy bajos entre el 0,3 y el 0,4 por ciento, los ahorradores han encontrado otro refugio: la inversión en una vivienda para alquilarla ya que partimos de que el precio de la vivienda bajó entre un 45 y un 50 por ciento, y que en estos momentos el mercado floreciente es el de alquiler.
Esas más de 6.000 viviendas en su mayoría fueron inversiones de nacionales (un 65 por ciento) de muchos andaluces de fuera de Málaga y de otras zonas de España, sumada a las 6.300 viviendas compradas por extranjeros nos da el resultado de esas 12.800 viviendas vendidas.
Por eso, el presidente de los promotores y constructores malagueños calificó 2014 “como un año menos malo, con referencia a todos los años que hemos tenido desde 2008 hasta 2013”
Para José Prado “si contamos el año pasado que llegaron a Málaga 10.800.000 turistas, la mayoría eran ciudadanos de la Unión Europea. Es natural que estas personas en porcentajes muy importantes, fidelizando la zona como lugar de residencia, decidiese después de tres o cuatro veces de venir aquí, decidiera adquirir un bien inmobiliario”.
Esta situación trasladada a la realidad, dio lugar a que el año pasado, incluso en época de crisis, 6.300 viviendas fueran adquiridas por no residentes, es decir que invirtieron su dinero en adquirir un inmueble en la Costa del Sol.
Sin embargo, Prado destaca que “todavía echamos en falta, si tenemos en cuenta que la provincia de Málaga tiene 1.700.000 habitantes, la demanda natural de esas personas en viviendas, que está alrededor de las 22.000. Este sector de la inversión autóctona es el que todavía no se ha recuperado, viendo las macrocifras con las que cuentan Málaga y su provincia”, y recuerda que “tenemos todavía un 32 por ciento de paro, la banca ha estado en estos años en una sequía total y absoluta de crédito y, sobre todo, estamos viendo a la inversa una reacción de las personas que podrían adquirir una vivienda, se están volviendo a vivir a casa de los padres”.
Manifiesta que las constructoras hasta el año 2007-2008 estaban en un 70 en construcción residencial y en un 30 por ciento en obra pública. A partir de ese año fue sólo de obra pública. La obra pública en estos momentos pasa por una época bastante baja porque las Administraciones paralizaron casi todas las inversiones.
No obstante, destaca que en los últimos meses han tenido un respiro con los programas de rehabilitación de viviendas; además se han pagado bien, el constructor ha cobrado sus trabajos. Se han invertido 130 millones, en dos años para toda Andalucía y de ese dinero 26 millones de euros se destinaron a la provincia de Málaga.
Pero los promotores y constructores todavía echan en falta las inversiones que deberían de hacer Ayuntamientos, Diputación y Junta de Andalucía, que han bajado tan drásticamente que” estos momentos no estamos ni en el 5 por ciento de la inversión que se hacía en los años 20007-2008-2009”.
Según la Asociación de Provincial Promotores y Constructores de Málaga, en estos momentos “no hay dinero para obra de vivienda nueva porque hay un stockaje de 12.000 viviendas terminadas con llave en mano.
A éstas hay que sumar aquellas viviendas que se quedaron por el camino y están a medio terminar, y que se están acabando ahora cuando hay demanda, por ello no se están visando nuevas viviendas y no se están haciendo nuevos proyectos. En este grupo, según el Colegio de Arquitectos habría unas 15.000 viviendas, de las que algunas tendrán que cambiar de uso como aquellas que están en sitios como hondonadas.
José Prado analiza la crisis inmobiliaria y asevera que en 2008 los promotores “fuimos devorados por la demanda de viviendas”, porque en esta época la banca tenía un exceso de dinero y lo estaba poniendo en el mercado de cualquier forma. “He visto en una notaría tres comerciales de tres bancos intentando quitarse la hipoteca los unos a los otros”.
“Había mucha gente que pensó que podría hacer el negocio de su vida. Tenían una vivienda hipotecada, pensaron en comprarse otra, hacer otra hipoteca que el banco se la daba y con esa vivienda alquilarla a un precio astronómico y con ese dinero pagarla. Era el cuento de la lechera. Había una demanda que venía respaldada por el banco. Fue una vorágine que empezó en la burbuja financiera”, dijo
“Entonces en septiembre de 2008 -continuó- la banca cerró el grifo, y te quedaste con los clientes que no podían acceder a la hipoteca, pero tú te encontrabas hipotecado. Si no vendías no podías pagar la hipoteca. Resultado, el banco se quedó con la vivienda, con los terrenos. El problema fue dinero fácil a mogollón, clientes que compraban segunda, tercera y cuarta vivienda, promotores que nos veíamos metidos en la vorágine. De golpe y porrazo la banca cerró el grifo y todos nos encontramos en la estacada”.
Está crisis llevó a la calle a un millón de trabajadores de la construcción, de los que 100.000 fueron en Málaga. Hoy día tenemos 60.000 en el paro todavía.