Cuando las temperaturas bajan y el frío aprieta, mejor dejar la sombra atrás y cruzar a la acera donde el solecito espera para calentar a todos los que quieran unos rayos revitalizantes. Como este señor, los malagueños lucieron sus ropajes más abrigados la semana pasada y, mientras las calles sin sol se veían vacías, los espacios cubiertos de amarillo recibieron a la mayoría que, según los gustos, disfrutó de esta sensación de calorcito a lo largo de un paseo, de siesta en un banco o a orillas del río. Eso sí, con el sol a cuestas.