“No es posible que el robot tenga sentimientos” - El Sol Digital
“No es posible que el robot tenga sentimientos”

“No es posible que el robot tenga sentimientos”

Conversaciones de El Sol Digital (XXIV)

Enrique Norro Gañán, ingeniero de Telecomunicaciones

Vicente Almenara.- Enrique Norro toca el futuro con los dedos cada vez que habla de robótica. La verdad es que el futuro se construye desde el presente, como él hace en el Instituto Politécnico Jesús Marín y en las jornadas Malakabot, dedicadas a la robótica. Procede de Telecomunicaciones y ha encontrado la forma de enseñar con amenidad, lo que no es poco en unos tiempos de tanto desinterés en las aulas.

Enrique es humilde cuando habla y no recurre a tecnicismos para elevarse, no los necesita, su interlocutor le entiende y eso basta. Lo que le queda por ver y descubrir es una gran incógnita que ni la imaginación alcanza.

¿Hizo telecomunicaciones y luego se fue especializando en robótica?

Realmente ha sido un poco por casualidad. Cuando acabé la carrera de Telecomunicaciones me enfoqué principalmente en este sector. Trabajé en Nokia y estuve dando muchos tumbos por el mundo. Entonces, llegó un momento de mi vida en que quería plantearme hacer algo distinto. Se me presentó la oportunidad de presentarme a unas oposiciones de profesor de Formación Profesional, las aprobé y empecé a dar clases de electrónica en el Instituto de Educación Secundaria Politécnico Jesús Marín. Es un referente en Málaga. Ya dando clases de electrónica tenía ciertas inquietudes para motivar a los chavales para que les gustara más la asignatura y que no se aburrieran en clase.

Un grupo de profesores de Madrid, Segovia, Guadalajara y Málaga empezamos a trabajar para enseñar electrónica a nuestros alumnos a través de la robótica. Entonces ahí surgió el primer proyecto, que se llamó aprendizaje de electrónica a través de la robótica. Fue un proyecto que tuvo mucho éxito a nivel nacional y se fueron juntando más centros de Galicia, País Vasco, Sevilla, Algeciras y Granada. Entonces entró el segundo proyecto, al que llamamos Gutemberg3D. Con este proyecto lo que hemos usado han sido las impresiones en 3d para que los alumnos pudiesen imprimir sus proyectos en este formato. Ahora mismo somos más de una veintena de institutos que tenemos este tipo de inquietudes, robótica e impresión en 3D. También estamos ahora empezando a trabajar proyectos sobre el internet de las cosas. Después de todos los trabajos necesitábamos un escaparate, un sitio donde se pudieran mostrar los proyectos de los alumnos. Así es como surge Malakabot. Este año se celebra el 27 de abril en la Universidad de Málaga y organizada por el Instituto Politécnico José Marín. En todo esto, la profesora de la UMA, Cristina Urdiales, especializada en robótica, ha intervenido en muchas publicaciones relacionadas con este asunto y aplicadas a la educación. Tenemos mucho en común y hay una intersección ahí bastante amplia a la hora de utilizar metodología, enseñanza… La robótica tiene tres patas fundamentales que son la electrónica, la mecánica y la programación. La programación está muy ligada a la informática, la mecánica está más ligada a lo industrial, y la electrónica está a medias entre industriales y telecomunicaciones. Depende del proyecto robótico que se haga tiene más peso una de las tres patas o todas.

¿Qué debemos de entender por robótica?, porque hay robots sin interacción con el entorno y también inteligencia artificial

Una cosa habitual que nos viene a la cabeza siempre que hablamos de la robótica es pensar, por ejemplo, en un humanoide, o un juguete que tiene brazos y piernas y se parece en cierta manera a una persona, pero tiene forma de robot. Ese juguete o robot si es controlado no es un robot. El robot tiene por sí solo que tomar decisiones. Entonces, hay varios niveles. Por ejemplo, los robots que se utilizan para pintar coches; el brazo robótico lo puedes programar de dos formas, uno para que pinte dos metros de un punto a otro punto, y otro en el que le puedes poner un sensor desde donde detecte el inicio y final para pintar. El primer brazo sería un autómata, y el otro ya sería un robot. Es decir, que tiene sensores con los que interrelaciona con su entorno y en función de la información que recibe a través de esos sensores toma decisiones. Entonces nosotros vamos más por ahí. Por ejemplo, en Malakabot todos los proyectos que se presentan son proyectos electrónicos robóticos que son autónomos.

A un robot lo puedes programar para que simplemente el sensor detecte una pared y no choque contra ella, o puedes darle un algoritmo de inteligencia artificial, lo que se llama las redes neuronales, para incluirle un sistema de aprendizaje. Para que él, además, de que no choque con la pared aprenda que allí hay una pared y la próxima vez ni siquiera se acerque hasta allí, sino que de antemano prediga que va a haber una pared y tire por otro lado. Eso es inteligencia artificial. Hay sistemas de programación mediante redes neuronales que están funcionado hoy en día, lo que pasa que es verdad que no se puede llevar a sistemas complejos como los que vemos en las películas. No es posible que el robot tenga sentimientos, caso de Blade Runner.

Pero seguro que hay cosas que no conocemos y existen, pienso en Defensa.

Si, estábamos hablando precisamente de las telecomunicaciones. Éstas avanzaron muchísimo en la Segunda Guerra Mundial. Mira ahora los drones, hay algunos que son teledirigidos y hay otros que se les puede programar unas coordenadas en GPS para que lleguen al lugar al que se le indique y haga por ejemplo una serie de fotos o tire una bomba. Entonces, habría dos formas, aquellos a los que se les puede dirigir a través de una pantalla, y otros a los que se les da una serie de pautas. Por ejemplo, yo tengo un alumno que estaba muy metido en el tema de los drones, él tenía el negocio sobretodo en el tema de las cámaras térmicas, el hacía barrido de los campos de golf o campos de regadío, y entonces con la cámara térmica veía qué zona estaba más regada y cuál menos. Esto también se puede aplicar en la guerra, en función de la zona más poblada o menos. Pero que el robot se salte las directrices que tú le has dado de antemano, eso hoy en día no existe.

¿Y si ha aprendido suficiente porque ha incorporado la información previa?

Sí, pero el aprendizaje siempre sigue unas pautas. O sea, cuando tú, por ejemplo programas para redes neuronales que un robot salga de un laberinto, su objetivo de antemano es salir del laberinto.

¿Y no romper las paredes del laberinto?

Eso no podría hacerlo a no ser que tú le des esa opción. El sistema de aprendizaje está muy encorsetado, al menos hasta lo que yo conozco. No sé si habrá algo más. Entonces por sí solo intenta salir del laberinto porque ese es el objetivo que tú le has planteado. Ahora que él por si solo se dé cuenta de que rompiendo las paredes es el camino más corto para salir, eso salvo que el patrón esté de antemano incluido eso no se puede hacer hoy en día.

Hay recepcionistas en Japón que son robots y cualquier cliente le puede preguntar cualquier cosa. El número de ítems que puede tener es limitado, claro.

Sí, pero eso ya está en internet, por ejemplo, el robot social que hicimos el año pasado para el Museo de la Ciencia se conectaba a internet y podía mantener una conversación. Le dimos una serie de patrones para que cuando alguien le preguntase una cosa él respondiera lo correcto, pero cuando no tuviera esa respuesta, él buscaba en su base de datos en internet. Y si no encontraba algo en su base de datos, siempre se le podía dar la opción de que respondiese con otra cosa o con un chiste. El robot no puede inventarse como nosotros una palabra o frase nueva. Al menos hasta lo que está en mi conocimiento.

Hablabas de la robótica social, el aumento del número de años que vivimos y que tiene como consecuencia que haya personas de más edad.

Claro, es verdad que le puede dar una cierta asistencia a las personas mayores, no solo de movilidad, sino que en cualquier momento pueda ponerse en contacto con algún familiar. Los botones rojos que conocemos están en ciertas partes en la casa y también se lo pueden colgar las personas en el cuello.  Pero ¿y si le pasa algo y no llega a pulsar? Si hay un robot allí que detecta algo anómalo puede hacer una llamada a un familiar o, por ejemplo, si tiene una cámara puede enviarle una imagen por teléfono a esa persona.

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