“Si no te gusta la casa donde vives, arréglala” - El Sol Digital
“Si no te gusta la casa donde vives, arréglala”

“Si no te gusta la casa donde vives, arréglala”

Conversaciones de El Sol Digital (V)

José Antonio Jurado, presidente de la asociación Magna Política

Vicente Almenara

José Antonio Jurado es extremadamente frágil por fuera pero fuerte por dentro, en sus convicciones. Todavía cree en las reformas aunque el día a día le diga que el enfermo del que habla, la nación española, presenta un diagnóstico de empeoramiento progresivo y que no responde a la medicación. `

Es abogado del Estado y presidente de la asociación cultural Magna Política, que reúne a medio centenar de personas preocupadas por la cosa pública, muchos de ellos funcionarios, como él.
El color blanquísimo de su piel -por eso se protege con sombrero cuando aprieta el rey Sol- y el casi pelirrojo de su pelo podrían hacerle pasar por un amish o un norteeuropeo.

Pero no, es español, trabaja en la Subdelegación del Gobierno, ha llevado casos como el de Goldfinger, se sumerge en la familia y hasta tiene un rato para estudiar Teología. Con él hablamos de lo que le pasa a España.

–  ¿Qué valoración hace sobre la situación política española?

Yo creo que es un periodo singular, periodo de los más importante de la democracia, de la etapa constitucional española. Van a salir cosas positivas y negativas, indudablemente. Ya te comenté hace un par de años que el hecho de que aparecieran nuevas formaciones políticas era bueno y positivo pero, por otro lado, mostraban ciertas carencias y es que lo que hay no es suficiente. Se recogen votos del descontento, no porque se prevea así una base positiva para España. Entre los aspectos buenos puedo decir que van a cambiar cosas que están enquistadas, instituciones, maneras de hacer las cosas. Hay que moverse al tiempo de la sociedad. Sin embargo, también es negativo que se pierdan aspectos de estabilidad económica, social e institucional. Vamos a perder sustratos indispensables en el estado de bienestar. Las pensiones van a tener que ser repensadas de alguna manera. La financiación de España tiene que ser también de otra manera.

– El cambio por el cambio no es necesariamente positivo. Un cambio contra el propio sistema democrático sería negativo, ¿no?

Es que dudo que planteen un cambio. Al final siempre hay alguien arriba y otro abajo. Siempre hay gente que está a un lado de la casta y con ellos. Estos cambios me parecen más de cara a la galería, más que un cambio real que sea lo que necesita la ciudadanía. ¿Por qué? Me explico. En España lo que necesitamos es una posición firme en Europa, que no la tenemos como tal, y eso sí sería un cambio que nos beneficiaría a todos.

Para esto no podemos estar pegando a las puertas de Bruselas contantemente. Para eso hace falta hacer reformas. Esto no pasa por financiar el fraude fiscal, por ejemplo, algo que va a dar recaudación de aquí a 15 años. Hay que cambiar el sistema productivo, cambiar la educación. De eso no veo nada. Una Administración mucho más modernizada es también una necedad en la era digital. Hay que definir los marcos en general. Un disfrute del cambio por el cambio no me parece nada más que puro oportunismo que no ayuda en absoluto. Al contrario, crea más inestabilidad.

– ¿Cuál es el panorama desde el punto de vista de la Justicia que se desprende del último informe de la Fiscalía General del Estado?

Las estadísticas hay que mirarlas en su justa medida. Una cosa son los datos y otra la interpretación de los mismos. Por tanto, yo pienso que este balance es bueno conocerlo para conocer lo que ocurre, cuáles son las tendencias de la sociedad española y, segundo, ver la política contra el crimen que han seguido las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Desde mi punto de vista, creo que estos datos hay que verlos en conjunto con cifras sobre economía, número de parados. Ver qué sucede en Andalucía, en Málaga. Si por el contrario nos ceñimos a esos datos únicamente es complicado dar una visión completa.

– ¿El Estado de Derecho es fuerte para defender la unidad de España? ¿La fuerza se puede imponer al Estado de Derecho?

El uso de la fuerza, entre comillas, me refiero a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, es un uso regulado por la ley. Es decir, que entre los resortes que tiene el ordenamiento jurídico español estas medidas de presión están ahí.

Los medios que nos permite la Constitución española son suficientes. Una cosa son los órganos legislativos y lo que hagan y otra cosa son otras actuaciones no legislativas. Esto ya es distinto. Habría deslealtad institucional. Y contra esa desobediencia también tiene el Estado el uso de la fuerza.

– Pero se necesita voluntad política para aplicar la ley y no se ve.

La Administración española y el Estado español tienen madurez suficiente como para que yo te diga que tú puedes confiar, hay funcionarios que están obligados a actuar en el caso de que haya alguna salida de tono. Es decir, un acuerdo que apruebe un ayuntamiento contra una normativa española, por ejemplo. Aquí en la Subdelegación del Gobierno hay funcionarios que dicen, mira, hay que hacer esto. Hay funcionarios que conocen las normas y ven lo que es contrario a ellas. Esto es un signo de madurez de la Administración española y hay un ordenamiento jurídico que permite actuar. Confío mucho en el ordenamiento jurídico español. La voluntad política es muy importante pero no puede superponerse a las normas. Una cosa es el acto político y otra cosa que el acto político esté exento de control. Esto tiene que ser perseguido en todo caso. Como ciudadanos, todos tenemos el deber de colaborar con la Administración.

– ¿Crees que vamos en el camino del fortalecimiento del Estado de Derecho o estamos en una época de derrumbe del mismo?

Si me hablas exclusivamente del Estado de Derecho, el punto de partida está en la Constitución española. Respecto de lo que dice la Constitución, creo que en cuanto Estado de Derecho España está más a la derecha, más en sentido negativo.

Si me hablas de la fortaleza institucional, yo te diría que no estamos por encima de ese cero, estamos un poco abajo cogiendo carrerilla. Estoy seguro que después de estos momentos que estamos sufriendo, vamos a salir mucho más reforzados. Eso sí, si hay reformas institucionales.

– ¿Eres partidario de que haya reformas constitucionales?

Creo que la Constitución tiene que adaptarse a la vida social. No soy partidario de que la Constitución cambie como, desgraciadamente, ha cambiado el Código Penal en algunas cosas. Sí considero que ha pasado un tiempo y que la vida social y política han cambiado.

Hay cosas que hay que cambiar, no todo, pero sí que sería proclive a recoger algunas modificaciones que se adapten a la vida de hoy en día. Por ejemplo, se está demostrando que el sistema electoral falla. Llevamos bastante tiempo así y tampoco el gobierno en funciones tiene delimitados una serie de límites. No se dicen las gestiones concretas que tiene que hacer. No hay un elenco de funciones que puedan hacer o no, y eso nos perjudica. Como en Bélgica. Eso es una de las cosas a reformar. Yo diría que otra reforma sería la de las comunidades autónomas. En definitiva, todo tiene sus cosas buenas y malas. Se hicieron avances importantes con la Constitución española. Eso es indudable. Tampoco se borró ni se eliminó todo lo anterior.

– ¿La corrupción política es una anécdota en España o una metástasis que todo lo invade?

Pues, desgraciadamente, yo creo que es eso, un problema muy serio. Creo que ahora mismo preocupa mucho. Además, no solo basta un diagnóstico hay que darle una solución acertada.

– Hay quienes ya se tiran al monte.

Yo no soy partidario nunca de soluciones radicales, salvo las institucionales o legislativas. No una política de acción que permita que los medios sean justificados por el fin. Yo no soy partidario de eso en ningún caso.

– ¿Desde el punto de vista intelectual no consideras que algún día si el Estado de Derecho está quebrado haya que recurrir a alguna fórmula para su restablecimiento y apartar la resignación? Lo digo, claro está, por los separatistas catalanes y los antisistema de Podemos, que no respetan la ley.

La ventaja que tiene un sistema como el nuestro es que los supuestos estados de excepción, situaciones de anormalidad constitucional, vienen recogidos en la Constitución. Eso es una garantía. Ahora, si tú me dices que el fin no justifica los medios, hay que ver qué fin y qué medios.

– ¿No está la clave en la educación?, pero no veo ninguna batalla por las ideas desde el centroderecha contra los nuevos bárbaros.

La educación es el pilar. Si no hay una educación fundada en unos criterios amplios vamos mal. Hay que hacer un pacto por la educación, lo ha dicho todo el mundo, pero nadie lo hace. Tampoco se sientan los criterios para hacerlo.
No hay medidas concretas para fomentar la educación. Yo no creo que nadie quiera que su hijo esté mal educado. Me parece una cosa de cajón. Sin embargo, después vemos cómo los políticos alaban la enseñanza pública y luego vemos que tienen a sus hijos en colegios privados.

– ¿El pueblo es mejor que sus políticos?

No. ¿De verdad no son capaces de ponerse de acuerdo para ver cuáles son los mínimos de un sistema de calidad en educación? Ayer leía que había cinco universidades españolas entre las doscientas y pico de las mejores de Europa. Otro gran error es delegar en exceso las competencias de educación a las comunidades autónomas porque las igualdades de los españoles se ven muy mermadas.

– Tengo un amigo que dice que en España hay que hacer dos cosas, una es irse y la otra no volver. Pero eso no lo podemos hacer todos los españoles. No por falta de ganas sino de medios.

España ha vivido momentos así. No creo que ésa sea la solución. La solución es coger el toro por los cuernos. Si no te gusta la casa donde vives, arréglala. El fallo está en ver quién da la solución.

– Hay una cierta impostura sobre el vamos a llevarnos bien, vamos a seguir a ver si esto se arregla… pero las cosas siguen igual.

Alguien tiene que elevar la voz. Primero, no hay que ser inmovilista y quedarse pasmado. Eso está claro. Segundo, hay que dar un golpe en la mesa. El hedonismo siempre ha sido malo, eso nos lleva al relativismo y que el fin justifique los medios. El relativismo es enemigo de los criterios claros y de tener decisión, además, esto es totalmente contrario a unos criterios de actuaciones. Por ejemplo, para yo votar a alguien tengo que saber qué proyectos va a llevar a cabo. No que me diga palabras bonitas, sino que vas a curar al enfermo. Esto es lo fundamental.

– ¿Qué es lo que propone Magna Política en la situación actual?

Llevamos unos años proponiendo muchas cosas y puedo decir que algunas han sido casi proféticas, y que han ido sucediendo.

Por ejemplo, propusimos una reforma del sistema administrativo de las organizaciones territoriales, también propusimos un cambio sobre la ley electoral. También otras relacionadas con la sociedad, con la economía, etc.

Algunas se han materializado y otras se están discutiendo ahora. Nuestra asociación, en general, da respuesta a las medidas que son presentadas por los partidos políticos y actúa como cauce de los asociados para que manifiesten medidas de mejora en momentos puntuales, ya sea ante unas elecciones generales, locales, casos de corrupción, etc.

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