El pacto de Juan Cassá con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, resiste reprobaciones y lo que le echen, el poder es el poder y lo demás humo, deben pensar los dos protagonistas aliados frente al mundo. Pero lo cierto es que los partidos de la oposición, con el aval de Ciudadanos, enfrentado a Cassá, que perteneció a la formación naranja, sacaron adelante una iniciativa de la confluencia Podemos e IU en la que instaban al pleno a manifestar «su más absoluto rechazo» al transfuguismo, considerándolo una forma de corrupción política. También reprobaron el llamado pacto de estabilidad y trasladaron ambos acuerdos a la Comisión de Seguimiento del Pacto Antitransfuguismo.
El edil no adscrito, en su turno de intervención, defendió que fue él «el primer cargo» en abandonar el partido y que después le siguieron muchos más y hasta los votantes. «El único tránsfuga que hay es Ciudadanos«, aseguró. Y a la portavoz de Adelante Málaga, Paqui Macías, quien con anterioridad había criticado su sueldo, le espetó: «Usted, estando en la oposición, gana 73.000 euros. Más que yo. Y me aventuro a decir que usted trabaja un 20% para la institución y un 80% para su partido». Bueno es que se defienda Cassá y hasta tiene razón, quien no la tiene es el alcalde pactando con un tránsfuga para salvarse él.