Ricardo Hernández Diosdado
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales. Ex profesor de la UMA.
Todos los analistas políticos y muchos ciudadanos del conjunto del Estado español parecen estar ahora mismo interesados sobre todo en las decisiones que tomen las CUP acerca de si apoyan o no la investidura de Artur Mas. Pero nadie se pregunta ya, a estas alturas de la película, por qué Ezquerra Republicana le apoya incondicionalmente cuando son de formaciones tan antitéticas como CDC, un partido de derechas burguesas, y otro que, en su propia denominación, ya lleva la palabra izquierda y que por su filiación debería estar en contra de los que son responsables de los recortes y la desigualdad. Y, más que nada, presuntos culpables -como partido y en sus dirigentes más renombrados, ahora o en el pasado, léase Pujol- de sonados y muy importantes casos de corrupción, hasta límites, tan extremos en cuantía, que no tienen parangón en ninguno de los múltiples que ha habido y hay en todo el territorio y aun fuera de nuestras fronteras en los países occidentales.
En el momento en que escribo estas líneas Mas acaba de perder por segunda vez su votación de investidura por los votos contrarios de las CUP, pero Ezquerra ni se plantea disentir y sigue en su apoyo sin fisuras a la figura del president en funciones, tan controvertido desde hace ya tiempo y tan salpicado por las irregularidades de su partido en el Caso Palau y en otros en los que cada vez resulta más afectado, siquiera sea de forma presunta, pero con ya demasiadas evidencias -hasta el momento no en forma de sentencias judiciales definitivas, solo con sedes embargadas y muchos acusados por los jueces de instrucción- pero sí de algunas que van mucho más allá de la duda fundada.De momento a Ezquerra nadie le acusa de nada irregular, pero su apoyo a la dudosa formación de Mas y a éste como president parece algo extraño; aunque no lo es. Les interesa esa sospecha razonada de corrupción, pues de ello depende el que su mensaje independista tenga apoyos importantes. Algo que antes no tenía. Mientras Convergencia siga tan manchada de corrupción, presunta o no, y aun si fueran condenados, Ezquerra tendrá seguro su apoyo en la marcha hacia la independencia, pues con una república catalana habría también un sistema judicial propio, en el que sería más fácil influir, e incluso adiestrar, y salir indemnes o escasamente condenados por tanta evasión de caudales públicos en forma del 3 por ciento o cualquier otra modalidad.
No olvidemos a qué niveles estaba en su aceptación política Ezquerra antes de que CDC se convirtiera al independentismo, cuando antes siempre había sido un partido que no se planteaba esa posibilidad. Por eso se ha apartado Unió de la asociación que compartía con ellos, de CyU. Ezquerra era un partido testimonial casi, si bien en ascendencia progresiva muy importante, pero no llegaba a los límites que le ha permitido alcanzar su asociación con Convergencia.
Doy un dato previo que ha elaborado el CEO, Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Cataluña, según el cual en 2006 los independistas se cifraban en el 14 por ciento y en el 2013 en el 47 por ciento. Y sobre todo hay que destacar la subida, casi duplicación, desde el 2011 en que solo estaban en el 25 por ciento. Este ascenso no lo ha conseguido solo Ezquerra si no hubiera ido de la mano de Convergencia y apoyados por los errores de otras formaciones de ámbito nacional. Y en un hecho fundamental que ha sido el origen y el sustento permanente de ese independentismo: el error por el Estado español de ceder a las autonomías las competencias en educación, que debería ser única para todo el país, tal como sucede en Francia y otras naciones europeas, evitando así los sesgos en la formación histórica y en otras múltiples materias, los cuales han subvertido y sesgado la instrucción de los jóvenes catalanes, y no solo catalanes, ya por dos generaciones.
Desde Carod-Rovira a Oriol Junqueras, pasando por Joan Puigcercós, muchas cosas han pasado en Ezquerra y su ascenso, aparte del apoyo en Convergencia, ha sido sustancial. Se debe tanto al adiestramiento de las generaciones de jóvenes como a los errores de CDC y a los propios méritos de Ezquerra, que se ha aprovechado de los fallos del contrario para su escalada. En este momento, Junts pel Si daña tanto a Ezquerra como debilita para un futuro a Convergencia. Ambos están siendo afectados por la deriva errónea de la aventura de la República Catalana y su imposibilidad de que salga adelante contra las leyes y la Constitución. Pero el problema no se soluciona con aplicar estas leyes y no sabemos hasta donde llegará, pues la cuestión seguirá latente y acaso en ascenso creciente en número de independistas en Cataluña. Es el problema más grave que afronta el estado desde el 23-F, se ha dicho y eso es cierto, pero no parece que nadie sea capaz, en las actuales circunstancias, de aventurar, con posibilidades de llevarla a cabo, una solución definitiva de tipo político.