Editorial – La censura que no cesa
La censura no es cosa del pasado, de los tiempos de Franco o de más atrás aún. En este medio damos cuenta con más frecuencia de la que desearíamos de episodios que si no fueran tan reales como hirientes para las conciencias de los hombres libres parecerían absurdos o imposibles. Acaba de censurarse un episodio de Bob Esponja, Facebook y Twitter censuran a quienes están en sus listas negras con variadas excusas -que no emplean con sus amigos, aunque sean dictadores, eso sí, de izquierdas-, ahora acaba de suspenderse un curso que pretendía tratar de terrorismo e inmigración -lo que es un tema tabú-, hasta se instituye un organismo que hace las veces de Ministerio de la Verdad o todo un general de la Guardia Civil confiesa que el Cuerpo le quita estrés al Gobierno en las redes sociales, o… Por supuesto, los asuntos estrella de la extrema izquierda –memoria histórica, feminismo extremo y leyes LGTBIQ– gozan de una protección especial -como la ley del odio– para blindarlos de posibles críticas.