La Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo indica que los riesgos psicosociales y el estrés laboral se encuentran entre los problemas que más dificultades plantean en el ámbito de la seguridad y la salud en el trabajo. En Europa, el 25 por ciento de los trabajadores afirman que experimentan estrés relacionado con el trabajo durante todo o casi todo su tiempo de trabajo. El impacto económico y personal que el estrés supone para el trabajador, para las empresas y para la sociedad en general, pone de manifiesto la necesidad de mejorar el abordaje de esta problemática desde el ámbito laboral.
Para el estudio de los factores psicosociales y el estrés laboral existen distintos enfoques teóricos, siendo un elemento común la relación mutua entre el contexto laboral y la persona. “Los problemas sobre la salud aparecen cuando las exigencias del trabajo no se adaptan a las necesidades, expectativas o capacidades del trabajador”.
Los factores psicosociales pueden afectar a la motivación y a la satisfacción en el trabajo y generar estrés dependiendo de la percepción que el trabajador tenga de ellos y de sus capacidades para hacerles frente o darles respuesta. Es decir, que la realidad psicosocial hace referencia no sólo a las condiciones que objetivamente se dan, sino también, a cómo son percibidas y experimentadas por el individuo. Por ello, en el análisis de una situación, además de conocer cuáles son las características de trabajo, es preciso conocer la percepción que de ellas tienen los trabajadores.
La complejidad asociada al correcto tratamiento de los riesgos psicosociales viene marcada por diversas características y particularidades cuyo conocimiento es esencial tener en consideración.
El concepto teórico de factores psicosociales fue definido por el comité mixto OIT/OMS en 1984 como “aquellas condiciones presentes en una situación de trabajo, relacionadas con la organización, el contenido y la realización del trabajo susceptibles de afectar tanto al bienestar y la salud (física, psíquica o social) de los trabajadores como al desarrollo del trabajo.”
El modelo de salud que promulga la OMS supone un gran avance, no sólo en cuanto a la definición operacional de la persona como complejo físico, psicológico y social, sino también en cuanto a las implicaciones preventivas que de ella se desprenden.
El impacto sobre la salud debido a una situación psicosocial inadecuada puede afectar a diversos niveles de salud: alteraciones fisiológicas (enfermedades cardiovasculares, alteraciones gastrointestinales, afecciones cutáneas…), psicológicas (alteraciones de la conducta, de las capacidades cognitivas…) o emocionales, y pueden darse directamente o estar mediatizados por una situación de estrés o por la interacción con otros factores (por ejemplo, el entorno físico).
La dificultad de correlacionar de forma exclusiva el diagnóstico de una enfermedad mental con el trabajo desarrollado, determina que la mayor parte de los procesos por baja psicológica sean reconocidos como incapacidad temporal por Contingencia Común. Sólo en aquellos casos en que pueda evidenciarse que el trabajo ha tenido una influencia significativa en la generación del daño podrán ser declarados como contingencia profesional.
Pero los riesgos psicosociales no sólo tienen una considerable repercusión sobre la salud y el comportamiento de las personas, también influyen de forma sensible en el rendimiento, la sostenibilidad y la eficiencia empresarial, reflejándose en un aumento del absentismo o la conflictividad laboral, abandonos voluntarios de la empresa por parte de los trabajadores, baja productividad, etc.. Por este motivo, la gestión de las condiciones organizativas se encuentra irremediablemente ligada tanto al ámbito de la salud como al rendimiento y la competitividad.
La intervención de la psicosociología es, sin duda, imprescindible para mejorar el bienestar de los trabajadores y el de los entornos de trabajo. Es, por tanto, necesario profundizar en el conocimiento y la adecuada gestión de los posibles riesgos psicosociales existentes en el entorno laboral, con el propósito de realizar programas de mejora adaptados a las necesidades reales de la organización y de los trabajadores que en ella se desarrollan. Hay que tener en cuenta que identificar y gestionar los riesgos psicosociales es una obligación legal que no se puede eludir y debe ser abordada con la misma rigurosidad que el resto de los riesgos laborales.