Que la Seguridad Social corre peligro ya no es un secreto. El déficit actual es de casi 17.000 millones de euros -el 1,55 por ciento del PIB- cuando al inicio de la crisis contaba con un superávit de 14.673 millones. En cuanto al Fondo de Reserva de las pensiones -del que viene advirtiendo este periódico- apenas quedan 25.000 millones -de 66.815 que había al iniciarse la pasada legislatura-. Cuando en Navidades, el Gobierno, el que sea, deba pagar la paga extra de los pensionistas disminuirá otra vez, en este caso en 8.700 millones, más otros 1.000 por retenciones de IRPF.
¿Qué es lo que ha pasado y qué futuro nos espera? El problema está en la insoportable cifra de paro que registra nuestro país, aunque haya disminuido un tanto desde que se acometieron distintas políticas económicas del Gobierno del PP. En esencia, los nuevos trabajadores que se incorporan al sistema laboral no ingresan lo suficiente para pagar a los que cada año se convierten en pensionistas. Además, los incentivos a la contratación provienen de fondos de la Seguridad Social, no de impuestos.
La convocatoria del pacto de Toledo para la toma urgente de decisiones en materia de Seguridad Social y Fondo de Reservas debe ser una de las primeras medidas que adopte un nuevo Ejecutivo, con independencia del color del partido que forme gobierno. Una razón más para un acuerdo de investidura que no retrase por más tiempo la gobernabilidad de España.
Los pensionistas, que han aportado durante toda su vida laboral el fruto de su esfuerzo para garantizarse un futuro sin sobresaltos no pueden en ningún caso ver defraudadas sus esperanzas por una mala gestión o la imprevisión de los políticos de turno.