Un año sin TRUMP. Carlos Ramírez Sánchez-Maroto. Doctor en Derecho y Sociedad - El Sol Digital
Un año sin TRUMP. Carlos Ramírez Sánchez-Maroto. Doctor en Derecho y Sociedad

Un año sin TRUMP. Carlos Ramírez Sánchez-Maroto. Doctor en Derecho y Sociedad

La carta de Comey del 28 de octubre de 2016, en la que notificó al Congreso que reabriría investigación del uso de Hillary Clinton de un servidor de correo electrónico privado para cuestiones del Departamento del Estado, hundió la candidatura.

La combinación de esa carta con toda la cobertura mediática que atrajo, además de las noticias falsas en los medios sociales, los hackeos a su correo electrónico resultaron en la tormenta perfecta para que Trump ganase la elección con tres millones de votos menos que Clinton.

Hace poco mas de un año Trump alentaba manifestaciones contra el resultado en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, bajo el lema “Stop the Deal” (paren el fraude). Perdió por siete millones de votos, si bien aumentó el apoyo al partido republicano de 63 millones a los 74 millones.

Según la web Politifact el 70% de las declaraciones electorales de Trump eran bastante falsas, falsas o grandes mentiras. Muchos candidatos presidenciales (como Mitt Romney o John Kerry) fueron considerados catastróficamente falsos y al mismo Bill Clinton la prensa amarillista le puso el mote de “Slick Willy”.

La sociedad norteamericana necesita un candidato republicano  alejado de Trump, y que defienda igualmente posiciones provida y antiabortistas; el capitalismo neoliberal generador de empleo, la desregularización interna; políticas antiinmigración rigurosas y el aumento y fortalecimiento de las clases medias.

Con la llegada del nuevo presidente Biden, la mentalidad climática ha cambiado en la Casa Blanca, nada dificil viniendo del negacionismo rotundo de Donald Trump.

El presidente Joe buscó reforzar la credibilidad de las instituciones estadounidenses desde el minuto uno y puestas en duda, sin pruebas, por el presidente saliente.

Lo mejor decisión de Biden para Europa, sin duda, fue el acuerdo por cinco años, que terminó el conflicto comercial más largo en el seno de la OMC y lograr eliminar definitivamente unos aranceles que han lastrado a la industria aeronáutica y agroalimentaria española, así como poder recuperar las operaciones de exportación e inversión españolas en el mercado estadounidense.

Tras nueve meses en el cargo, el presidente Biden esté afrontando sus peores momentos de cara a la opinión pública, así lo desvela FiveThirtyEight.

Una clara caída de la imagen del presidente que refleja el momento convulso por el que pasa su gobierno. A la crisis política interna y externa se ha unido el recorte del crecimiento económico del país, que queda por debajo de lo esperado, en un 5’7% para este año y un 4% para 2022.

De hecho, según el experto Justin Fox, de Bloomberg, en todo el país hay un 3’5% menos de empleos con nómina, en datos comparados con los de antes de la pandemia, siendo en algunas ciudades la situación aún peor. La cifra total de desempleados en 7’7 millones de personas.

La política económica corre peligro: el PIB apenas creció un 0,5% en tasa intertrimestral en el periodo julio-septiembre. Para hacernos una idea del frenazo, baste decir que el mercado esperaba entre el 2,7% y el 3,5%. En el periodo de abril a mayo, el crecimiento intertrimestral anualizado había sido del 6,7%.

La agenda económica de Joe Biden está paralizada, por la oposición de miembros de su partido, en especial de dos centristas, que han bloqueado el programa central de la política del presidente, que incluye la lucha contra el cambio climático y la expansión del Estado del Bienestar, con medidas como la bajas por maternidad y paternidad, y la gratuidad de parte de la Formación Profesional.

La izquierda y la derecha demócratas son casi dos partidos diferentes. Por un lado, están los centristas que han logrado reducir el programa de la Casa Blanca a menos de la mitad de los 3,5 billones de dólares (3 billones de euros) en diez años inicialmente previsto.

En las elecciones del día 2 de noviembre para elegir al próximo gobernador de Virginia, el ganador fue un republicano y no fue reelegido el demócrata. Y en las elecciones para gobernador del estado de Nueva Jersey, el gobernador demócrata derrotó al republicano por una diferencia de menos de un 1,5%.  El día 3 de noviembre los neoyorquinos eligieron al nuevo alcalde, del Partido Demócrata, un expolicía afroamericano que arrasó con un 66,6% de los apoyos.

No obstante, Biden se ha anotado su segundo gran triunfo, con la aprobación ‘in extremis’ del mayor plan de infraestructuras en 65 años. En total, ese país destinará 555.000 millones de dólares (480.000 millones de euros) de aquí a 2030, en carreteras, vías férreas, red eléctrica, acceso a banda ancha, y agua potable. Sin el voto a favor de trece republicanos, el plan no habría salido adelante.

De otra parte, el 78 % de los votantes republicanos sigue creyendo que Biden no ganó de forma legítima las elecciones de 2020, según una encuesta de septiembre de la cadena CNN, a pesar de que no hay ninguna prueba sobre presuntas irregularidades en estados clave. Todavía no han podido desterrar la mentira de que a Trump le robaron las elecciones.

La veteranía fue vendida con éxito por el Partido Demócrata como un factor de experiencia de Biden, pero en Estados Unidos existe, incluso entre los votantes de la formación azul, una importante preocupación sobre el estado físico y mental del vicepresidente en la era Obama.

La documentación detalla que el líder demócrata toma pastillas para la circulación sanguínea, así como un medicamento contra el reflujo estomacal, un fármaco contra el colesterol y algunos para combatir la alergia estacional que padece. Al político demócrata también le han extirpado la vesícula. Ronny L. Jackson, antiguo doctor de la Casa Blanca, dijo recientemente que hay evidencias de que Biden sufre de declive mental.

Ahora, el presidente se enfrenta a su primera crisis política desde una dirección diferente: la inmigración, ya que la frontera entre Estados Unidos y México experimenta un nuevo aumento de entradas de personas indocumentadas.

El número total de inmigrantes indocumentados que han sido detectados en la frontera de EE. UU. es mayor que en el mismo periodo de cualquiera de los tres años anteriores. En particular, las cifras de menores no acompañados en la frontera han aumentado considerablemente en los últimos meses.

Parte de esta situación es el resultado de las decisiones tomadas al principio de su presidencia. Dio marcha atrás a una política de rechazar a los niños no acompañados en la frontera y en su lugar optó por procesarlos y colocarlos con familias de acogida en Estados Unidos.

Los republicanos han culpado a Biden de fomentar más entradas ilegales, después de que los demócratas atacaran a Trump por los «niños en jaulas«. Por ahora, la frontera de Estados Unidos con México sigue cerrada en gran medida.

Biden está mal herido desde el fiasco de Afganistán. Choques culturales e ideológicos han sacudido a la sociedad y se proyectan en las elecciones de medio mandato que se vivirán el próximo año.

La reacción social a temas como el aborto, la inmigración ilegal, la igualdad transgénero o el revisionismo histórico ya sea a través de la enseñanza de la historia del país en los colegios o el destierro de estatuas de otro tiempo, impulsada por los demócratas ocasionan la polarización social y política.

Si damos por sabido las pésimas relaciones con Rusia, y las acusaciones de asesino a Putin por Biden, otro gran problema es China. Pekín ya ha tomado la decisión estratégica de que Taiwán debe reunificarse con el continente.

Biden, gracias a su gran capacidad, pudo mantener unida la gran coalición de intereses, tan dispares, que hizo posible su épica victoria presidencial, pues se trataba, según Obama de salvar la democracia ganando a Trump.

Ahora le está tocando gestionar graves problemas nacionales e internacionales, pero respaldado con un caudal de votos inigualable, y un apoyo casi unánime de los medios de comunicación, sindicatos, y los grandes clústeres de empresas, de los que sigue disfrutando cada semana.

Los demócratas han perdido de vista uno de los principales temas de descontento popular: la carestía del nivel de vida. La gente está enojada y con incertidumbre sobre las escuelas o los empleos y por el costo del galón de gasolina.

Los demócratas siguen sin articular un mensaje sencillo y convincente para los votantes.

¿Sabrá aprovechar esta situación inmejorable de apoyos de medios, grandes clúster, los sindicatos y de Hollywood, que se lo negaron desde el primer día al presidente anterior?.

Deja un comentario

El email no será público.