El Tribunal Constitucional acordó el pasado 14 de julio anular la restricción de derechos y libertades contenida en el primer estado de alarma con confinamiento domiciliario incluido. Tras semanas de debate y un primer pleno en el que no se pudo llegar a una decisión, el tribunal se inclinó por seis votos a cinco por considerar que la intensidad de la limitación al derecho a la libre circulación y reunión excedió lo que se puede acordar bajo el estado de alarma. La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Pedro González-Trevijano, sostiene que la limitación de derechos fundamentales fue tan intensa que, en realidad, se trató de una suspensión de facto de esos derechos, y eso solo es posible, constitucionalmente, en el estado de excepción.
Este nuevo varapalo, del más alto tribunal de España al Gobierno, y sobre materia tan sensible como los derechos y libertades de los españoles, da buena cuenta del poco respeto que el Gobierno ha tenido por la Constitución en unos momentos tan duros para todos. ¿Qué podemos esperar de este Gobierno en el próximo futuro?, ¿un referéndum vestido de consultivo sobre la independencia de Cataluña?, ¿la excarcelación de los asesinos etarras ya acercados por Marlasca a las prisiones de donde son oriundos?, ¿un enfrentamiento con Marruecos por la incompetencia de un ministro? Solo unas elecciones en esta situación suponen un rayo de esperanza.