Uso de plaguicidas y biocidas. José Ignacio Manzanares Fernández. Ingeniero agrónomo. Grupo ANP - El Sol Digital
Uso de plaguicidas y biocidas. José Ignacio Manzanares Fernández. Ingeniero agrónomo. Grupo ANP

Uso de plaguicidas y biocidas. José Ignacio Manzanares Fernández. Ingeniero agrónomo. Grupo ANP

El uso de plaguicidas y biocidas en la sociedad moderna está muy extendido y es habitual en agricultura, jardinería, ganadería, industria, como en nuestros propios hogares. Parte de la sociedad los ha demonizado y otra los usa sin control, ignorando el verdadero riesgo de su empleo. Está más que demostrado que un mal uso, desmedido y descontrolado afecta al medio ambiente, a la salud alimentaria, a la fauna, a la economía y a la salud de las personas que están cerca de los tratamientos, además de a los que los aplican. No debemos perder de vista que el origen de los herbicidas sintéticos, por ejemplo, se remonta a la Segunda Guerra Mundial. Buscando armas químicas con un fin bélico se descubrió la eficacia de estos productos para eliminar las hierbas, esto nos puede invitar a pensar que no son productos “adecuados” para las personas. Lo cierto es que si se usan convenientemente y de manera adecuada no tienen por qué suponer siempre un riesgo potencial.

En prevención de riesgos laborales tenemos muy en cuenta el uso de estos productos, ya que son considerados como agentes químicos contaminantes por la higiene industrial, al poder causar accidentes por intoxicaciones tanto agudas como crónicas y enfermedades profesionales muy graves.

Para un correcto uso de estos productos hemos de partir de una buena formación e información de las personas que los van a emplear. En uso doméstico o no profesional bastaría con leer y aplicar los consejos del fabricante que se indican en las extensas etiquetas de los envases. Para el uso profesional es un poco más complejo, porque existen incluso carnés obligatorios para su manejo. En Andalucía, tanto para usar plaguicidas como biocidas se realizan cursos específicos obligatorios con un examen que hace la Administración, en el que se evalúan los conocimientos de las personas que van a manejar y aplicar estos productos, con el objetivo de evitar daños al medio ambiente, fauna y personas. Además, para cada producto se dispone de unas Fichas de Seguridad (FDS) que han de estudiarse antes de emplearlo. En ellas aparecen, entre otros muchos más datos, los riesgos que entraña su uso, las medidas preventivas a adoptar, las dosis permitidas, plazos de seguridad, primeros auxilios y los equipos de protección individual necesarios, que no siempre son los mismos y pueden ser específicos.

Como recomendaciones generales, para un uso seguro de estos productos deberíamos:

  • Conocer el producto, sus riesgos, condiciones de uso y manejo, además de equipos de protección necesarios. Para ello, se ha de leer la etiqueta y la Ficha de Seguridad.
  • Usar productos de la más baja toxicidad posible, empleando presentaciones de productos como tabletas efervescentes, gránulos dispersables o bolsas solubles, ya que presentan menos peligro de intoxicación que las presentaciones líquidas o en polvo a la hora de preparar los caldos de tratamiento.
  • Reducir en todo lo posible los tiempos de exposición, evitando permanecer en lugares tratados y prohibiendo a otras personas que se acerquen a dichas zonas.
  • Respetar los plazos de seguridad.
  • No tratar reiteradamente, ya que es innecesario.
  • Respetar las dosis que propone el fabricante.
  • Seguir los consejos de profesionales en la materia como veterinarios, ingenieros técnicos agrícolas y técnicos en Prevención de Riesgos Laborales.

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