Washington expulsa a 10 diplomáticos rusos que considera espías, veta a seis empresas por apoyar ciberataques y dificulta vender bonos de Moscú. Así Biden resucita la guerra fría con Rusia. Estas decisiones se materializaron el pasado 15 de abril con una batería de sanciones que apuntan a 32 individuos y entidades a los que se acusa de estar a las órdenes de Moscú e intentar influir en favor de Trump en las presidenciales de noviembre pasado, según la inteligencia estadounidense, además de otros actos de desinformación e interferencia. Estados Unidos tiene clara la “actividad maliciosa” de los servicios de inteligencia rusos a los que culpan “con alto grado de confianza” de haber llevado a cabo los ciberataques. El año pasado utilizaron la plataforma de la empresa informática SolarWind para robar información altamente sensible de al menos 16.000 ordenadores de todo el mundo. Entre los clientes afectados estaban 9 agencias del gobierno y un centenar de empresas privadas. El Pentágono, la Casa Blanca, el Departamento del Tesoro y el de Seguridad fueron invadidos por piratas informáticos rusos que Washington cita por primera vez como Cozy Bear, The Dukes y Apt29. Como represalia, sanciona a seis compañías rusas que proporcionan apoyo tecnológico al programa informático del Kremlim.